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Aplauso para los corruptos y para los artistas el sepulcro

Me dejé arrastrar por la ola de indignación que provocó en Valledupar la pecaminosa decisión de eliminar el mural del señor Germán Piedrahita, debo afirmar que mis motivos son superiores a las simples ganas de gritar solo porque los demás gritan, yo admiraba al creador del mural ‘Tierra de dioses’ y en mis columnas evocaba su nombre porque considero que es una figura que inspira e hizo una contribución invaluable en la identidad cultural de esta ciudad, así lo dejé sentado en mi columna ‘El candidato o el propósito’ del 9 de abril del 2015.

El señor Germán Piedrahita era un genio, un maestro en todo el sentido de la palabra, gracias a él creció mi gusto musical escuchando su programa los sábados muy temprano en una emisora local disfrutando clásicos de Mozart, Handel, Bach, Chopin, Vivaldi, Tchaikovsky, etc; acompañaba las melodías de estos autores con un relato muy detallado del contexto político y social en el que vivieron, una exquisita clase de historia de la que tomaba atenta nota mientras le preparaba el desayuno a Laura y a Valentina.

Buscamos permanentemente referentes en la sociedad para imitar, para copiar, como ejemplo; sin embargo, esos pocos referentes son ignorados y en el peor de los casos, como está ocurriendo con el mural creación del maestro Piedrahita, son destruidos con la más vulgar y burda desconsideración y en su lugar aplaudimos nombres que no significan nada y con los que se bautizan bibliotecas en colegios públicos, sin que esa persona de quien se adopta el nombre tenga relevancia en la educación de los jóvenes vallenatos, solo para publicar fotos, fotos y más fotos saciando una vanidad morbosa de quienes gobiernan.

Se pierde el tiempo en actos sociales condecorando personas envueltas en trágicos escándalos, terminado el año en el Concejo Municipal condecoraron a los dueños de una clínica donde murieron 16 bebes, pero jamás han pronunciado una palabra por la muerte de esos niños, de igual forma se condecoran políticos que representan lo peor de nuestra sociedad como una forma de congraciarse con ellos, pero se desconoce el valor, la creatividad y el ingenio que el artista Germán Piedrahita le regaló a Valledupar.

Germán Piedrahita está muriendo por segunda ocasión, murió físicamente y ahora la administración municipal está matando su legado, su obra, la que se había convertido en un símbolo que adornaba la plaza Alfonso López que contenía los elementos esenciales de lo que llamaba Consuelo Araujo “la vallenatía”, y así pretenden convertir a esta ciudad en un destino turístico destruyendo las obras de extraordinarios personajes como el señor Germán Piedrahita. Señor Tomás Darío Gutiérrez y Pro Valledupar ¿Mudos?

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Carlos Andrés Añez Maestre: