Colombia es un país bien particular. Nos suceden las cosas, nos vuelven a pasar y poco o nada se aprende de los procesos. Esta premisa si que se aplica al tema del manejo del invierno en el país.
Todos los años, en mayor o menor proporción, la temporada de lluvias genera problemas, en regiones y poblaciones claramente determinadas y los problemas se presentan, como si fueran la primera vez y poco o nada se hace en materia de planeación y prevención. Las emergencias se manejan en el día a día…
La pasada temporada invernal le costará al país billones de pesos, quizás todavía no se sabe, a ciencia cierta, la magnitud y los costos totales del daño. Lo que si se sabe es que costó varios por lo menos un punto de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), y que el Estado ha dispuesto de unos 7 billones de pesos, aproximadamente, para hacerle frente al tema.
En la pasada temporada los principales problemas se presentaron en la Sabana de Bogotá, y buena parte del departamento de Cundinamarca, en Antioquia y la zona cafetera; pero también fueron grandes los daños en la Región Caribe, particularmente en Atlántico y Bolívar, zonas estas donde miles de familias pobres vieron perder lo poco que tenían. Pero los daños también afectaron – y de que manera- a los agricultores y ganaderos…
El Cesar también resultó afectado y de manera intensa, con la pasada temporada invernal, principalmente en los municipios ribereños del Magdalena, y la zona de influencia de la Ciénaga de Zapatosa.
El propio Presidente de la República, Juan Manuel Santos Calderón, ha advertido que el país debe prepararse para afrontar la próxima ola invernal. Ayer, nuevamente, esta vez el Ministro de Transporte, Germán Cardona Gutiérrez, volvió a insistir en el tema. Y en efecto, los pronósticos del Ideam hablan de una temporada fuerte que tomará a muchas zonas todavía húmedas y frágiles, lo que potencializa el riesgo de inundaciones, deslizamientos y más problemas…
Aunque las autoridades del gobierno nacional esperan que esta vez el Sistema de Prevención y Atención de Emergencias funcione de manera más coordinada, mucho nos tememos que no va a ser así. En primer lugar, la gran mayoría de las obras contratadas para evitar los daños recurrentes no se han realizado; los Clopad, por lo menos en zonas como el departamento del Cesar, todavía no han adelantado las labores propias de la etapa de prevención y sólo se han limitado a entregar las ayudas humanitarias.
En segundo término, la lentitud propia del Estado, ha demorado la entrega de los recursos y los procesos de contratación, por lo que estas obras, cuando se terminen servirán para el futuro, pero no para afrontar la inmediata ola invernal.
Desde estas páginas, hacemos un llamado a todos los alcaldes y a los integrantes de los comités locales de atención y prevención de desastres, para que dispongan cuanto antes de los planes de contingencia para prevenir problemas mayores, bajo la coordinación del Gobierno Departamental.
En este sentido, apoyamos las gestiones de la Oficina Departamental de Atención y Prevención, de pedir la colaboración de organismos como la Procuraduría General y la Contraloría General de la República, para que advierten a los alcaldes sobre los riegos a los que se exponen por no cumplir de manera adecuada y oportuna con labores que son propias de sus cargos y cuya omisión o negligencia es costosa en términos de vidas humanas y pérdidas materiales, por no haber adoptados las debidas medidas de prevención.
En este tema, es fundamental la labor de vigilancia de las mismas comunidades para que presionen y estén atentos a que los mandatarios y los comités de emergencia locales, actúen en consecuencia y con la debida previsión. Ojalá no sea tarde para actuar…