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Año de seguridad para las escuelas

Que la seguridad se instale en las escuelas del Cesar y La Guajira que no se marche jamás, de esa manera indicadores de resultados y ambientes escolares mejorarán en toda la región. Ese es nuestro deseo teniendo en cuenta los difíciles y a veces hostiles escenarios que viven, por ejemplo, los 83.997 estudiantes de colegios de la capital del Cesar, incluidos los cerca de 20.000 de planteles privados.

Es buen momento para compartir la preocupación y ofrecer cualquier esfuerzo que contribuya a alcanzar esa meta, porque nos inquieta sobremanera que el fenómeno del microtráfico, no solo alrededor de los colegios sino al interior de ellos, es una realidad que con urgencia debe derribarse. Mientras las autoridades capturan por un lado a los jibaros, estos remplazan a sus expendedores por el otro.

El coronel Jesús Manuel de los Reyes, comandante del Departamento de Policía Cesar, aseguró en rueda de prensa que hay un trabajo ya en marcha para la prevención de la venta y consumo de estupefacientes. El oficial, en el evento ‘Regreso a clases’ que se hace todos los años en los colegios del país, habló de un diagnóstico que permite establecer en qué colegios hay mayor incidencia de microtráfico, por lo cual esperamos resultados en ese sentido.

Vale la pena resaltar que el llamado Plan Integral de Atención a los Entornos Educativos que dirige la Policía Nacional y del que hacen parte otras instituciones no es una estrategia nueva pero que esperamos se renueve de acuerdo a las nuevas dificultades que presenten las estructuras criminales.

Allí es clave que la articulación con la Fiscalía General de la Nación sea más fina y contundente de lo que ha sido ahora con los grupos de Policía de Infancia y Adolescencia. No pretendemos desconocer el trabajo, pero el reto que representan escuelas de barrios periféricos, vecinas de invasiones en donde se ha comprobado la presencia de microtraficantes, es sumamente mayor.

Vencer a las estructuras del narcotráfico que se atreven a tocar a las escuelas debe ser una tarea de primerísimo nivel. Están comprometidos el bienestar, la calidad educativa, el futuro de los territorios si este flagelo, uno de tantos en detrimento de la educación, no es fulminado con estrategias contundentes.

A los gobiernos departamental y municipal, exigimos celeridad y compromiso con su parte. Es urgente y necesario que las escuelas sean acompañadas: vigilancia, aseo, fortalecimiento a la estructura física de las escuelas, acompañamiento a docentes y directivos docentes. Que la estrategia de prevención se aplique, que la de plan de choque, una vez ocurran los hechos, sea efectiva.

Categories: Editorial
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