Las pocas lluvias del fenómeno de El Niño deterioran el hábitat de muchas especies de animales en el Cesar. Recientemente se conoció la noticia de los cuatro manatíes que habían quedado atrapados en pequeños charcos en los que se reduce el río Caño Viejo, del corregimiento Campo Amalia, jurisdicción Aguachica.
Pero no es la única especie que entra en riesgo por el deterioro de su hogar. Se suman las tortugas hicoteas, el chigüiro, caimanes, nutrias y por supuesto los peces. En la misma zona de Campo Amalia muchas tortugas hicoteas no han contado con la misma suerte de los manatíes por la caza indiscriminada de vecinos del sector.
En el Cesar hay casi una decena de humedales que en verano entran en crisis. Desde los humedales El Congo, Jungal, Vaquero, Morales, Costilla, hasta la ciénaga de Santa Isabel y Zapatosa, en verano ven reducidos sus caudales, al punto que las especies que en ellas habitan terminan en estado de vulnerabilidad.
El caso de los manatíes es especial por la participación de la comunidad. Normalmente, los habitantes del sector aledaño a las lagunas cazan los animales que quedan atrapados en los charcos en los que se convierten algunos caudales, denuncia la Red de Fauna y Flora Silvestre de Corpocesar.
“Necesitamos contar con el apoyo de la misma comunidad, pero pasa que a veces la propia comunidad se encarga de matarlos o no avisan a tiempo”, subrayó Julián García, médico veterinario de la Red de Fauna de Corpocesar, entidad que lideró el proceso de traslado de los manatíes.
En este caso, como el animal se encontraba en buen estado, en el procedimiento se trasladó directamente a su nuevo hogar, pero cuando el animal presenta heridas lo trasladan hasta el centro de recuperación ubicado en Valledupar.
EL PEOR ENEMIGO NO ES EL VERANO: ES EL HOMBRE
Por eso, la Red de Fauna en época de verano atiende a diario casos parecidos de traslado de animales que se encuentran atrapados. “Todo el complejo cenagoso del sur del Cesar, y obviamente de todo el país, sufre con las reducción de su caudal. Ahora están sufriendo los animales porque las ciénagas se han sedimentado en su gran mayoría, entonces el agua que alberga es menor y se seca más rápido”, detalló el Julio Suárez, director de Corpocesar.
El director también guarda la misma preocupación que todos los ambientalistas: la quema y la caza. “Pero no podemos dejar de lado que la mano del hombre golpea mucho más estas especies. En una de las visitas que hicimos nos dimos cuenta cómo queman para abrir caminos y cazar las famosas galapagas, el ponche, la misma babilla, e incluso queman para atrapar las abejas africanas. Son imágenes lamentables”, agregó el director de la corporación.
Por su lado, el director de la Red de Fauna del Cesar de Corporcesar, señaló que el peligro no es el verano, que en sí es una temporada climática circular, sino las condiciones que facilitan la caza de las especies.
“Hay que entender que el verano en sí mismo no es un reto para ninguna especie. Los periodos de sequía son procesos normales, que bajo ciertas circunstancias tienden a ser más intensos o más benévolos. ¿Cómo esta variación climática hace más vulnerable a estas especies ante la población humanas? Esto sí es un factor de carácter cultural, en muchos casos las comunidades utilizan los periodos de intenso verano para cazar animales que quedan corren riesgos”, aseguró el director.
DEIVIS CARO DAZA / EL PILÓN
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