A la mayoría de mis queridos lectores, les encanta cuando mis columnas se refieren a cuestiones gastronómicas, este tema me apasiona, porque como lo he manifestado anteriormente por dos simples razones: Soy un goloso empedernido, reconozco que la gula es mi pecado capital, además de eso soy un buen cocinero y modestia aparte un experto parrillero o como dirían los argentinos, un maestro asador, es tanta mi pasión por la buena mesa y la cocina que vivo constantemente investigando y probando nuevos platos. En mi niñez erróneamente fui un depredador de la fauna, con unas escopetas de balines, que ni siquiera eran mías, si no de mis hermanos, me la pasaba matando cuanto animal se cruzaba en mi camino, actividad de la cual me arrepiento hoy día. Hace 35 años, el lugar donde está la casa de mis padres, en el sector del Novalito, estaba lleno de solares y de monte, por consiguiente de animales de todo tipo, reptiles como lagartijas, lobos polleros, culebras e iguanas abundaban, no les miento cuando diariamente se mataban de a una hasta dos serpientes e incluso en la puerta de mi casa un día injustamente mataron una hermosa boa chocolate, las cuales lastimosamente jamás he vuelto a ver.
Las iguanas se convirtieron en parte de nuestro menú, y las preparábamos hasta en sopa, de tanto comerlas hoy día la aborrezco, además que quizás en busca de redención Divina y arrepentido por todo los daños ocasionados a la naturaleza, me he vuelto ecologista, por eso solo como animales de monte que no estén en peligro de extinción o que provengan de criaderos, pero no puedo negar, que la carne de monte es tan sana y exquisita, que está incluida frecuentemente en mi dieta. No hay carne más agradecida a la sazón y más deliciosa que la de la guartinaja, la he preparado guisada y al horno, marinándola dos días previamente a su cocción y de ambas formas es especial, es muy parecida a la del cerdo y a la del ñeque, el conejo también es muy sabroso y hay que saberle quitar el almizcle, es muy parecido a la gallina en textura y sabor, dada su alimentación omnívora, este mamífero roedor se alimenta de cualquier cosa.
Me dicen que el morrocón es muy sabroso y que bien preparado es una especialidad, la verdad no lo he probado aun, quizás por un poco de repugnancia y también porque no me gusta la manera cruel en que son sacrificados, su carne es muy diferente a la de su pariente la tortuga marina, que es un verdadero manjar, pero no la he vuelto a comer por ser un animal en grave peligro de extinción, el zaino es muy sabroso también, especialmente si a su preparación se le agrega zumo de coco, me dicen que un ave llamada guacharaca, pariente del casi extinto paujil, es muy parecida a la gallina. El pato es bien sabroso, y un arroz de esta ave apastelado es una especialidad, el truco esta en colgarlo patas arriba y dejar que por su pescuezo brote toda la sangre y así queda con un mejor color y sabor, dado que su carne es un poco oscura, me gustaría algún día poder prepararlo crocante al estilo de los asiáticos, quienes introducen una bombita de aire a presión, entre la piel y la carne, literalmente lo inflan y hacen que se deprendan la epidermis del cuerpo, provocando que la grasa de la piel se tueste generando un efecto crocante muy delicioso al gusto y al paladar.
@juliomceledon