Por Hugo Mendoza Guerra.
Nada nuevo se descubre si se afirma que la revista Semana como agente mediático y su directora Vicky Dávila hacen oposición al Gobierno del presidente Petro, como si fueran un movimiento político. Al rompe, el aserto es inexpugnable. Una portada con lenguaje mediático: “Hay reparos a la terna, denuncias de presiones y un complot del gobierno. A rodear a la corte”. La frase toda es turbia.
Y contrariando el contexto de lo que con protervia informa, se concluye con expresiones objetivas pero matizadas con pretendida maldad: “sin embargo, no cabe duda de que el alto tribunal, en su sabiduría, elegirá a la mejor persona para que reemplace al fiscal Barbosa, tomándose el tiempo que sea necesario, bien sea de la actual terna o de una nueva. No importa la guerra por la Fiscalía. Importan la institucionalidad, la democracia y la justicia”.
El eje mediático del medio de comunicación trata de influir a la Corte Suprema de Justicia -órgano que elige al Fiscal General de la Nación- con el propósito de enrarecer la designación y manipular con informaciones malintencionadas, diciendo “que provienen del alto tribunal”. Irresponsable revista.
La profesional del derecho Ángela María Buitrago es una mujer académicamente bien formada y de comprobada experiencia en el ejercicio de la profesión y en la judicatura. No está en la terna por improvisación, sino por sus acreditados merecimientos personales y profesionales y no debe haber ningún atisbo de duda alrededor de la opinión objetiva de lo que se expresa.
Por el contrario, del medio de comunicación opositor al gobierno del presidente Petro, que viene mencionado, se aprecian en estos enunciados deletéreos: “de Buitrago se asegura que es la favorita del mandatario. En su presentación ante la Corte, algunos magistrados la vieron prepotente y con ínfulas de superioridad moral”. Y las más provocadora por la maldad que encierra: “Además, quedaron inquietos, pues la ternada habría insistido mucho en que era necesario trabajar en las garantías procesales en la Fiscalía. A varios la suspicacia los llevó al caso de Nicolás Petro, hijo del presidente”.
Sopretexto de la reserva de las fuentes se alude con suspicacia perversa que se concibe por quienes les corresponde elegir, que la ternada Buitrago es prepotente y con ínfulas de superioridad moral. La prepotente, malcriada y que se cree portaestandarte de moralidad, como persona y como periodista, es la directora de la revista Vicky Dávila. La ternada, en la descripción de Calderón de la Barca, es “no solo ser, sino parecerlo”.
En el rol de dispensadora de justicia paralela, la revista -erigida en cuerpo colegiado cuasi judicial- menciona que en el caso Petro Burgos no debe haber ni debido proceso ni garantías procesales y alude ello con perversidad a sabiendas de que la Fiscalía Delegada a cargo de Mario Burgos lo investigó y acusó, y el proceso se encuentra irreversiblemente en la competencia de los jueces y ya no de la Fiscalía. La idea es malévolamente conexar las noticias como eje mediático de la revista en su manifiesta proclividad.
Y lo que revela la postura política y de oposición de la revista son expresiones como estas: “el proceso más emblemático que ha manejado Buitrago fue el de la toma del Palacio de Justicia efectuada por el M-19, al que perteneció Petro”. Por favor.
Atacar con escrutinios desvariantes e implícitamente poner en entredicho la integridad de una ternada de alto perfil como Buitrago, es perversidad de medios de comunicación sin siquiera autocontrol, porque en el caso del Palacio de Justicia fue tan correcta, valiente, arriesgada y transparente su rol de persecución penal, que en todas las instancias judiciales hubo condenas por la formidable tarea instructiva de quien tiene el mejor posicionamiento profesional y reciedumbre para dirigir una entidad tan compleja como la Fiscalía General de la Nación. A la enhiesta Corte nada la perturba y elegirá el 7 de diciembre a la nueva Fiscal General de la Nación.