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Análisis: El coco de la inflación… recorre el mundo

El fantasma de la inflación, o el coco de la inflación, como le dirían en otras culturas diferentes a la costeña, recorre hoy el mundo haciendo daños, afectando la economía de las familias, las finanzas de las empresas y – también- las proyecciones económicas de los gobiernos. Durante varios años, inclusive décadas, en el caso de Colombia, nos habíamos acostumbrados a unas tasas de inflación bajas y controladas. Uno valora lo que tiene, es cuando lo pierde, dice el refrán… 

En efecto, esto ha venido cambiando en los últimos meses; primero, como consecuencia de los problemas económicos generados por la pandemia del Covid 19, luego la famosa crisis de los contenedores que afectó el comercio mundial y luego la decisión del presidente de Rusia, Vladimir Putin, de invadir a Ucrania, en unas ansias expansionistas que se creían superadas en Europa.  

¿CÓMO DEFINIR LA INFLACIÓN? 

Muchas personas saben lo que es la inflación, sencillamente lo han sufrido en sus bolsillos y en la vida cotidiana. Se puede decir que “la plata no rinde”, la misma cantidad de dinero, cada vez, alcanza para comprar menos. Como dice la canción vallenata ‘El Estanquillo’, Cuando llego al estanquillo, yo no sé lo que me pasa, me siento roto el bolsillo…la plata se vuelve nada”. Así es la inflación, maestro. 

En términos técnicos, los teóricos de la economía la definen como “el aumento constante y creciente en el nivel general de precios de la economía”. En Colombia, la mide el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (Dane), a través de un indicador llamado IPC y otro el IPP (índice de precios al productor).  

El índice de precios al consumidor (IPC), es un instrumento (indicador), estadístico para medir la variación de precios al por menor, de un conjunto de bienes y servicios que hacen parte de la llamada Canasta Familiar, que utiliza el Dane, en una encuesta mensual para medir la maldita inflación. 

MALA NOTICIA… 

Durante varios años, escribí varias columnas de opinión para EL PILÓN, destacando lo bueno que era para Colombia tener una inflación bajo control, gracias a la buena producción y oferta de alimentos, de una parte, pero también, y -en buena proporción-, por la adecuada y oportuna política monetaria que diseña y ejecuta la Junta Directiva del Banco de la República, nuestra autoridad monetaria. 

Pues bien, la tasa de inflación anualizada que en agosto de 2021 fue de 4,44 por ciento, se subió a agosto de 2022 al 10,84 por ciento. Una barbaridad… 

En efecto, según nos informa el Dane, la inflación del solo mes de agosto fue de 1,02 por ciento (el año pasado había sido de 0,45%). En lo corrido del año 2022 la inflación ya va por el 9,06 por ciento. La razón: los alimentos, pero también servicios como la energía y otros. Mala vaina… 

YA NO SOMOS MODELO 

En realidad, hay que decir que Colombia ha sido un país afortunado, en materia de inflación. Por nuestra geografía, por nuestras buenas tierras para la producción de alimentos, durante muchas décadas hemos sido un ejemplo de Inflación Moderada, hasta el Profesor Rudi Dornbusch, uno de los macro-economistas más importantes de las últimas décadas, ya fallecido, vino varias veces a Colombia y escribió sobre nuestro caso ejemplo mundial de inflación moderada. 

Recuerdo, que solo durante el gobierno de Virgilio Barco Vargas, siendo ministro de agricultura, Gabriel Rosas Vega, un gran economista, docente y político serio, sufrió más de un dolor de cabeza por una inflación que se subió del 28 al 32 por ciento. La tasa de inflación más alta que hemos tenido en las últimas cuatro décadas.

PROBLEMA MUNDIAL… 

En la actualidad, la inflación es un fenómeno mundial. Afecta a los Estados Unidos, a Europa, y también a varios países asiáticos. En buena parte, la inflación de una región se traslada a otra, por efectos del comercio global.

En los Estados Unidos, por ejemplo, la inflación de 2022 ya va en 8,5 por ciento, la más alta desde 1981. Una de las causas de esa tasa de inflación en el país del norte es el aumento de la gasolina, en los últimos meses, superior al 19 por ciento. El aumento de la gasolina en los Estados Unidos representa más de la mitad de esa tasa de inflación. La situación ha puesto a la FED, (Autoridad monetaria de EEUU), a subir sus tasas de interés de manera sustancial, y esa decisión tiene repercusión en todo el mundo; sin duda, afecta también a América Latina, y en particular a Colombia. (Cada vez que la Reserva Federal (FED), un sistema de bancos que administra el sistema de pagos y la política monetaria de EEUU, el mundo financiero tiembla y sienten sus consecuencias). 

La inflación es un fenómeno mundial.

En el viejo continente la inflación que se había generado, en parte, como consecuencia de las restricciones económicas por el Covid 19, se vio alimentada por la invasión de Rusia a Ucrania, lo que afectó el mercado regional de alimentos y el suministro de gas y otros energéticos. Hoy, el promedio de la inflación en la Unión Europa es superior al 8 por ciento, y sigue en aumento; pero, además, el problema del suministro de gas de Rusia a Alemania y otros países, sigue presionando la tasa de inflación. 

Es costosa la factura del conflicto originado por la decisión del presidente Putin. Hoy, países como Alemania, lamentan y pagan con lágrimas su dependencia del gas ruso. El problema de la inflación y la falta de acceso a la energía complica el panorama económico. 

Y AHORA, ¿QUÉ PUEDE PASAR? 

Estados Unidos ha anunciado políticas monetarias restrictivas para hacerle frente a la inflación. Varios países de Europa han dicho lo mismo. Lo que viene son políticas restrictivas para afrontar el fantasma de la inflación. Se recorta el dinero en circulación, se suben las tasas de interés para recortar la demanda agregada. 

En Colombia, tanto el gerente del Banco de la República, Leonardo Villar, quien preside la Junta Directiva del Banco, como el ministro de hacienda, José Antonio Ocampo, han anunciado un aumento en las tasas de interés para controlar la inflación. 

El presidente Petro, y su ministra de minas y energía, Irene Vélez, han anunciado acciones concretas para revisar lo que está pasando con las facturas de la electricidad, particularmente en regiones como la Costa Caribe; pero también se cuecen medidas en materia de alimentos para hacerle frente al problema de la inflación que tanto afecta a las personas de bajos ingresos, principalmente a quienes no tienen un ingreso fijo. La inflación es sinónimo de más pobreza y carestía, conjurarla, como ya lo veremos, implicará muchos sacrificios, pero – sin lugar a dudas- son esfuerzos que valen la pena para poner bajo control al temible fantasma. No sobra, rezarle a San Isidro Labrador, patrono de Atánquez, para que nos ayude con las lluvias y estas a unas buenas cosechas de alimentos, uno de los componentes de la inflación que estamos padeciendo. Amén. 

POR CARLOS A. MAESTRE MAYA/ESPECIAL PARA EL PILÓN

Categories: Especiales
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