Por: Nuris Pardo Conrado
Es cierto e irrefutable que la costumbre busca hacer ley, por eso es considerada como fuente de derecho, cada civilización toma sus aconteceres como normas a seguir en sus parámetros jurídicos, los cuales rigen la conducta de los asociados que conforman las naciones, hoy llamados estados adoptando las normas de modernidad y desarrollo.
Han sido constante las uniones de ideas voluntarias y propositivas cuando se ha tratado de llegar al poder en cualquiera de las formas de gobierno que se adopte, esas alianzas fortalecen las opciones y enmarcan el ideario que los unidos propagan en sus acciones, de allí el nacimiento de los partidos como grupos ideológicos, algunos más fuertes que otros según el pensar y el accionar.
En el departamento del Cesar, y a partir de su creación como ente autónomo, las agrupaciones partidistas hacían sus propuestas independientes unas de otras, liberales y conservadores propugnaban por alcanzar el poder basado en sus caudales electorales, pero el deterioro de estas ideologías, ha conllevado al nacimiento de nuevas vertientes que aunque pocas en militantes, en algo interfieren en la realidad política actual, transformándolas en débiles y hasta cierta forma, incapaces de acceder al poder por sí mismo, aceptando las condiciones como el método fácil para hacerse a las victorias.
A raíz de la elección de alcaldes y gobernadores, las coaliciones, alianzas, pactos o cualquier figura similar han abundado, por lo que cada fuerza tira para donde mejor le convenga, este método de compenetración permite no diferenciar que piensan, aspiran o prometen los partidos, cada uno gira para su lado más no para su ideario, menoscabando el papel protagónico que como tal les asiste.
En nuestro medio es una constante, que los amigos de hoy, sean los contradictores del mañana, el discurso de alabanzas y elogios, se transforma en crítica y censura despiadada en el futuro, así puede verse de las uniones entre liberales, conservadores, alados, golpistas, unidos, cambio-radicalistas, polistas, verdes y otras comunidades políticas unidas o por haber. Nada más real y diciente, que los rechazos públicos hechos en tiempos pasados hacia gobiernos regionales, algunos de ellos hoy, afrontan las más comedidas críticas por este modelo de camuflaje, en que simbólicamente varían de expresión, acción y ejecutorias.
No será raro, ni extrañeza podrá causarnos en lo venidero, ver a los rivales actuales, confraternizarse en sus actuales rivales y dejar regados a los que con tanto énfasis y ahínco apoyaron el querer de hacerse al primer cargo departamental o municipal según sea el deseo.
Observemos no más que los unidos están totalmente distante de sus patrocinados, otros exacerbado en la crítica contra su ex jefe, tíos y sobrinos se disputan credenciales en distintas direcciones o primos alejados de ambiciones colectivas.
Nada está escrito, todo puede esperarse, aún falta por verse quien será el ungido y como acomodará sus deseos, de allí depende mucho, no nos extrañará entonces, tener ríos invadiendo terrenos ajenos, cuellos adornados con prendas de otras telas o credenciales que ayer fungían como rojas, enarbolando banderas distintas u otros métodos más complejos, porque para ver lo que se nos viene encima, nos tocará arrendar tarima y ver como desfilan los advenedizos en terreno que no les pertenece.
Es cierto lo que dice la filosofía popular, que la novia del estudiante nunca es la esposa del profesional, y el perro que caza la presa es quien menos come de ella, igualmente quien pone para el sancocho es el que le dan el plato más poquito o en este caso específico, quienes se friegan con jota en procura de conseguir un triunfo, terminan siendo los más golpeados al momento de conseguirlo, solo basta mirar el gabinete departamental, en donde están personajes que ayer despotricaban de su actual jefe.
¡Amanecerá y veremos!.
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