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Alimentación escolar: ¿Ya pasó la tormenta?

Después de la tempestad viene la calma. Eso parece que está pasando con el Programa de Alimentación Escolar –PAE- que tanto dolor de cabeza le ha dado a más de un mandatario a la hora de contratar y ejecutar estos dineros.

Después de los cuestionamientos por parte de la comunidad y de las auditorías que hizo la Contraloría General de la República, con la que evidenció las falencias en las regiones de este programa del Gobierno Nacional, en Valledupar se realizó la primera mesa pública de control social y técnica del PAE.

Un buen ejercicio de la administración municipal que reunió en un solo escenario al contratista, docentes, padres de familia y estudiantes para que cada parte pudiera expresar su opinión respecto a la ejecución del programa. El propósito de esta iniciativa municipal era conocer inquietudes y sugerencias para tomar correctivos.

Por los antecedentes con el Programa, incluso el ultimátum que dio el operador Fundación Acción Social Integral en el mes de marzo de renunciar al contrato porque no contaban con la infraestructura para prestar el servicio de alimentación, fue oportuno que se abriera este conversatorio en el que infortunadamente no hicieron presencia delegados del Ministerio de Educación ni concejales de Valledupar.

Las cosas no han cambiado mucho, preocupa la denuncia de la venta de las raciones y el pico y placa implementado en algunos colegios, donde turnan a los niños para que reciban la comida. Sigue el municipio sin contar con la infraestructura suficiente, los estudiantes se quejan porque la comida no les llega en buenas condiciones, el contratista afirma que el aumento de los productos básicos de la canasta familiar le ha impedido ofrecer la minuta como está estipulado, entre otros detalles.

Hay varias cosas por revisar, como la preparación de los alimentos en una sola cocina central, desde donde se envía a todas las instituciones educativas, lo que según los estudiantes no les conviene porque reciben la comida fría y hasta en mal estado. Los utensilios que usan para servir los alimentos no son suficientes y los niños deben prestarse los platos y cubiertos.

Y también hay cosas para destacar, por ejemplo que algunos padres de familia se hayan unido para comprar sillas para que sus hijos tengan donde comer, que estén pendientes de cómo funciona el Programa, que asistan a estas jornadas de seguimiento. Es el control ciudadano que requieren todas las inversiones públicas, ayudan a que su impacto en la calidad de vida de los ciudadanos sea el mejor.

El alcalde Augusto Ramírez y su secretario de Educación, Luis Carlos Matute De la Rosa, tomaron nota de todas las inquietudes, y en la próxima mesa de control del programa de alimentación escolar se podrán saber si hay avances o no. ¿Cómo estarán las cosas por el departamento con el PAE?

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