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“Algunas personas no reconocen nada de lo que hicimos”: Tuto Uhía

Augusto Ramírez Uhía, alcalde de Valledupar. FOTO/JOAQUÍN RAMÍREZ.

A menos de una semana de terminar su mandato, el alcalde de Valledupar, Augusto Ramírez Uhía, recibió al equipo periodístico del diario EL PILÓN en su despacho. El mandatario habló sobre lo positivo y negativo de su administración, las enseñanzas personales, la política, la justicia y su futuro profesional.

Hace cuatro años se imaginó una ciudad para cuando terminara su mandato. ¿Esta es la Valledupar que proyectó?

Siempre uno quiere más, pero creo que lo logrado ha sido exitoso. Recorro la ciudad y me da enorme alegría ver esas avenidas, esas glorietas, cuando paso por el parque La Provincia es una satisfacción enorme, los turistas en el río (Gutapurí), en la plaza (Alfonso López). Yo pienso que la gente está contenta.

Criticado y felicitado por centrar la política de espacio público en la intervención de parques. ¿Cómo nació esa idea?

Aquí había una concesión que era de Amueblamiento urbano y el gobierno anterior la liquidó y ahí quedaron los recursos. Lo que hicimos fue ejecutarlos. Fui a Coldeportes y gestionamos recursos para parques, fuimos donde el gobernador e hicimos una bolsa. Eso se plasmó en los parques. Fui rápido en los diseños, pusimos a los artistas de padrinos. Me moví fuerte y allí el resultado.

¿Le molesta que le digan el alcalde de los parques?

Feliz. A mí me dicen ‘Tutoparque’, algunos creen que me insultan pero para mí es una honra.

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¿Qué significa para usted un parque?

Un parque es un espacio público que dignifica al ciudadano, donde todos somos iguales, no hay distinción de raza ni de credo. Es el club del barrio.

En Valledupar hay indicadores que no favorecen, por ejemplo el desempleo… ¿Por qué no se logró dar vuelta?

Hay una variable macroeconómica que incide: la migración. Tenemos unos picos altos: 30.000 venezolanos de los cuales 15.000 están participando de la bolsa de empleo.

Otras variables macroeconómicas como el precio del carbón, del petróleo, del café, inciden directamente en los territorios. Valledupar no tiene puerto, no tiene mar. Valledupar ha sido creativa frente al tema de diversificar la economía. Hemos trabajado con el tema del turismo.

Otro de los temas que también neutralizó el empleo fue la desaceleración de más del 13 % del sector de la construcción por las cargas urbanísticas establecidas en el POT (Plan de Ordenamiento Territorial) del 2015. Eso les dio duro a los indicadores porque la construcción es uno de los mayores generadores de empleo.

¿Pero qué se hizo para cambiar la situación?

Hay unas variables fuertes que inciden que no son competencia del mismo administrador local. Nosotros lo que hicimos fue hacer del Estatuto Tributario de Valledupar el más competitivo de Colombia; flexibilizamos las cargas urbanísticas para volver a disparar la construcción. Dejamos una Política Pública de Desarrollo al municipio.

¿Cómo entrega las finanzas del municipio?

Saneadas. Cumplimos la Ley 550, mejoramos los recaudos. Nos tocó pagar $100.000 millones de la Ley 550.

¿Por qué se toma un empréstito de $50.000 millones en medio de la Ley 550?

La Ley lo permite. Sabe que Barranquilla estando en Ley 550 aprobó una deuda por más de $600.000 millones. La Ley no te lo prohíbe, lo que te dice es que tienes una programación de pago. La Ley 550 se financia con recursos propios y el empréstito no se hizo con recursos propios; se pignoró una parte del Sistema General de Participación, SGP, de libre inversión. Lo recibí en $12.000 millones y lo dejo en $17.000 millones. No dejo maniatados a los próximos alcaldes.

Hicimos una cosa bien pensada y bien hecha. El crédito no se paga con recursos propios, se paga con SGP y tiene un escenario tributario muy fácil de pagar.

A nivel personal, ¿qué cambió en estos cuatro años?

Estos cuatro años me enseñaron a manejar mejor el tiempo, a madurar más. Llegué con la posición de que yo entregaba la confianza sin que la gente se la ganara y mucha gente abusó de mi confianza. Eso me enseña a madurar, a ir con más cuidado. El principio de la gratitud me queda muy claro. En medio de tanta ingratitud uno aprende a valorar al agradecido. Hay mucha gente ingrata.

Tuvo una oposición fuerte…

Me tocó el ‘boom’ de las redes sociales y se levantó mucha gente a opinar, a criticar. Era fácil por Twitter generar un efecto cascada. A todas las críticas les respondí con trabajo, con obras. No le contesté a ninguno. Quisieron distraerme con eso pero no me dejé distraer.

¿En algún momento sintió que era personal?

Algunos no aceptaron que Tuto Uhía era el alcalde, un joven del San Joaquín. A algunos les despertó envidia, gente que quiere ser alcalde y ven que otro llegó y les da envidia eso.

Yo sentía cómo buscaban lo negativo, como buscaban algo para criticar, iban a las obras nada más a mirar el error. Les molestó el premio de México. Algunos se llenaron de tanto resentimiento que les molesta que al alcalde lo premien. Cada premio que recibía decían que el alcalde lo había comprado, hasta el último que recibí del Gobierno nacional.

Los últimos días de gobierno… ¿Cómo se viven?

Ahora en el cierre uno sabe quiénes eran los amigos del alcalde y quiénes los amigos de Tuto.

¿Siente que lo traicionaron?

Traicionaron a Jesús, imagina. Judas estaba entre los 12 discípulos y con un beso lo entregó. Entonces, a uno lo abrazan y por detrás… esa es una característica de algunos seres humanos. Yo me quedo con las virtudes de las personas. Mucha gente tendrá que darle cuenta a Dios por cómo me atacaron, injuriaron, por cómo se metieron con mi familia. Lo que he sido es un actor político respetuoso. Pero sí queda una reflexión para la ciudad y es que no se deben maltratar los liderazgos.

Si tuviera la oportunidad de regresar el tiempo, ¿qué cambiaría?

Hay cosas que habría que corregir, de pronto saber decir no a algunos actores que no debieron estar. Hay que saber quién puede conformar el equipo y quién no. Algunas veces uno es permisivo y acepta que algunos entren a conformar el equipo y solo hacen daño.

¿Cuál política criticada no cambiaría?

No cambio la defensa de la familia, eso es lo que siempre he resaltado. No cambio mi estilo de no responder, no cambio mi estilo gerencial.

¿Recuerda el mejor día como alcalde?

Fueron muchos. Un día especial: el día de los matrimonios colectivos; ser la oportunidad para que 54 familias se casaran. Día de enorme felicidad.

Algún día que haya querido tirar la toalla

Nunca. Hubo días difíciles pero sabíamos que había que superarlos. Una de las cosas fuertes fue la protesta injusta hacía mí de los docentes siendo yo el que defendía su prima. Fueron injustos porque ellos podían protestar pero no en contra de quien los defendía.

Frente a la justicia, ¿cómo deja su mandato?

Con tranquilidad. Como todo servidor público atenderé cualquier pedido que me haga un ente de control, estaré siempre atento para resolverlo. Tengo mi equipo de abogados y de defensa. Cuando se requiera estaré dispuesto para aclararlo.

¿Qué sigue para Augusto Ramírez?

Sigue un tiempo de descanso, de estar en familia. Mis hijos se me crecieron y casi que uno no se da cuenta. Tengo que devolverle el tiempo a mi esposa, a mis hijos, a mis padres, estar más con ellos. Nunca los descuidé, los involucré en mi actividad política, pero es el tiempo de calidad, el poder ir a un parque con mi hijo y demorar horas, acompañar a mi hija a sus ensayos de danza. Sueño con eso.

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Por: Deivis Favián Caro Daza/ EL PILÓN

Categories: Entrevista
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