Colombia no está acostumbrada a la pluralidad ni de voces ni de intereses y por ello desde que somos república nos estamos matando. En la película Pájaros de Verano matan al palabrero. Matan la palabra. Asesinan el diálogo entre contrarios. El país no tiene cultura de conversación inclusiva.
Colombia venía acostumbrada a la unidad y homogeneidad. A la existencia de un solo relato, una sola historia. A un jefe político único y jerárquico, llámese Petro o Uribe, quien todo lo decidía, el resto obedecía y nadie chistaba. Y decidían rápido e inconsultamente. Ese es el mundo del pasado que va quedando atrás. La Coalición Centro Esperanza es lo contrario, es un colectivo.
La forma de hacer política está mutando pero el cambio es como el tráfico de Bogotá: tortuoso y cuesta transitarlo. No es fácil y es complejo. El mundo de hoy día es interdependiente, diverso. Funciona en red. Está hiperconectado, es plural en voces e intereses y el poder está distribuido en poliarquía y no en jerarquía.
Ya no hay vértice ni centro. Eso es la Coalición Centro Esperanza. Esa es su fortaleza porque puede gestionar la pluralidad y la complejidad nacional pero al mismo tiempo es su debilidad porque todavía no funciona en automático y anda en modo aprendizaje.
Esas transiciones en las formas de hacer política no son fáciles. Ni son de un día para otro; por ejemplo en Suecia se pueden demorar varios meses para formar una coalición de gobierno. En Alemania acaba de pasar con el reemplazo de Ángela Merkel, Scholz una vez elegido demoró dos meses para conformar gobierno. Y ellos vienen de una cultura dialogante, Colombia no.
En el entretanto Colombia está acostumbrada a lo homogéneo, a un jefe único y la gente puede sentirse decepcionada por los tropiezos de la coalición pero sus miembros deben entender que en política electoral no necesariamente más es más sino que puede ser menos y restar si llegan a ella políticos de dudosa procedencia, debido a que terminan desdibujándola en razón a que las formas de llegar al poder importan.
Por supuesto, la Presidencia se gana combinando opinión y maquinaria entendida esta última como la estructura partidaria y electoral y en este caso, no clientelar, para llegar al poder. Centro Esperanza es más opinión que maquinaria, pero necesita una organización nacional, regional y local que movilice los votos, si quieren ganar. Otra cosa es el Equipo Colombia que tiene la ecuación al revés, es más maquinaria que opinión; y las dos necesitan mejorar sus ecuaciones y ponerle algo de lo que les falta.
Petro anda más rápido que el resto porque responde a una forma distinta de hacer política, a la jerárquica. Remozó su discurso -Fajardo debe hacer lo propio- porque en estas elecciones el que se repita pierde, puesto que el mundo de hace 4 años es muy distinto al de hoy. El Centro Democrático se quedó con sus viejos temas y por eso va como va.
Por Enrique Herrera