Se ha sostenido que Kant realizó una revolución copernicana en la teoría del conocimiento filosófico. ¿En qué consiste? Tradicionalmente se había admitido que en el proceso de conocimiento la prioridad la tenía el objeto. Pero Kant le da un giro de 180 grados a esta teoría, pues considera que la prioridad la tiene el sujeto que conoce.
No hay que olvidar que Kant recibe en el acervo de su saber un péndulo que oscila entre el empirismo por un lado y el racionalismo, por el otro. Es decir, Kant es confluente de esos dos sistemas filosóficos de conocimiento.
Ese giro de 180 grados lo dieron posteriormente Marx y Hegel, con su teoría del materialismo histórico, calcado al revés del sistema dialéctico de Hegel, en su obra Fenomenología del Espíritu.
En Kant, el sujeto cognoscente se encuentra frente a un conjunto de sensaciones desordenadas, es decir, las manifestaciones del fenómeno, que es lo único que aporta el objeto. Es como la materia prima que el sujeto utiliza en la construcción de conocimiento, mediante la ordenación de las sensaciones a través de las categorías o conceptos del espacio y el tiempo.
Pero sostiene además que estas categorías o conceptos no existen en la realidad, sino que son formas a priori del sujeto que conoce.
De tal manera que el sujeto obra sobre el objeto aplicando dichas categorías o conceptos, que son propios del intelecto, el cual tiene la función de juzgar, esto es, emitir juicio.
Como vemos, prácticamente todo lo aporta el sujeto, que construye el objeto a partir del fenómeno sensible. Sin embargo, aún no se puede decir que se trata de un idealismo puro, puesto que el sujeto para conocer necesita del fenómeno sensible, el cual oculta lo que Kant llama la cosa en sí, o noúmeno, entidad incognoscible según Kant.
Ahora bien, si la metafísica es la ciencia de la cosa en sí, se sigue, según Kant, que ella es un imposible gnoseológico. Porque Kant afirma la imposibilidad de ir más allá de la experiencia sensible, si se quiere un conocimiento riguroso.
No oculta, no obstante, que la razón humana siempre trata de superar ese límite, pero dice que por esa causa cae en errores e ilusiones.
Por lo cual, podemos afirmar que Kant es un filósofo escéptico.
Consigno aquí un glosario de Kant, pertinente. Llama dialéctica trascendental a esa necesidad de la razón por superar su límite. Razón, al entendimiento que va más allá del horizonte de la experiencia posible. También la llama “facultad de lo incondicionado”, en el sentido que manifiesta la exigencia de absoluto que hay en el hombre. Diferencia las funciones de la razón y las del intelecto: aquellas son las de razonar, mediante silogismos, y éstas, las de juzgar.
A propósito, propone tres tipos de silogismos: categórico, que corresponde a la idea psicológica (alma); hipotético, a la idea cosmológica (mundo); y la idea teológica (Dios). Kant razona sobre las tres ideas, y concluye que son ilusiones no demostradas científicamente. No es fácil discernir las enseñanzas de Kant.
Por tanto, ¿qué se puede saber? Kant no nos proporciona sino una respuesta oscura y desalentadora: sólo lo sensible, lo experimentable físicamente.
Bien sabemos, sin embargo, que además de ese conocimiento está el que se obtiene según la razón filosófica, así obtenemos la certeza de la existencia de Dios. Más aún, existe el conocimiento intuitivo, que supera la racionalidad lógica.
Continuará. Abordaremos la moralidad Kantiana.
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Por Rodrigo López Barros