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Algo sobre Kant (I)

El filósofo Immanuel Kant nace en Königsberg (en ese momento, Prusia Oriental) en 1724, y, siendo fiel a su pueblito, muere allí en 1804.

De mente lista, observadora y metódica, hace poco caso a los juegos propios de la niñez, pues desde entonces se interesa por los estudios, y el pensamiento filosófico.

Concluidos sus estudios universitarios, se dedica a la enseñanza primero, de biología, geografía, pedagogía y luego, de filosofía. Próximo a los 50 años de edad ocupa la catedra de lógica y metafísica en la universidad de su pueblo natal, y comienza su actividad como escritor de temas filosóficos: ‘El mundo sensible e inteligible’; ‘La filosofía de la religión’; ‘Filosofía del derecho y de la historia’; y le apasionaba la reflexión sobre la moral, quizá como consecuencia de haber sido educado en el espíritu del protestantismo pietista, por su madre.

Pero sus obras capitales que establecen una marca definitiva en el acervo filosófico de todos los tiempos, de antes y después de Kant, son: ‘La crítica de la razón pura’, que es como un anticipo de su posterior obra, ‘La crítica de la razón práctica’, y luego, ‘La crítica sobre el juicio’.

Aquí debo anotar dos cosas. Primera: quienes no somos más que aficionados a la filosofía, como es mi caso, generalmente la vida y obra de los filósofos no las conocemos sino a través de los verdaderos estudiosos de ellas. Segunda: en Kant, el vocablo “crítica” no corresponde al sentido popular del término, sino al de conocimiento.

También deseo apuntar una anécdota significativa acerca de Kant: en 1793 escribió el libro ‘La Religión Dentro de los límites de la mera razón’. Por esta divulgación es acusado de tener opiniones contrarias a las Sagradas Escrituras, y el gobernante Federico Guillermo II de Prusia le prohibió hablar de religión, a lo que volvió después de la muerte del rey, restablecida la libertad de expresión. ¿Recuerdan mis lectores lo que al respecto le había ocurrido en la antigüedad griega a Sócrates, Tales de Mileto, Anaxágoras, Aristóteles?

Por cuanto es atinente, digamos también que el siglo XVIII, llamado de las luces, ha sido considerado el más revolucionario de todos, en la historia de la humanidad. Es un decir. Para mí, ha sido el siglo I, tanto, que dividió en dos el calendario histórico.

Kant dedicó los últimos años de su vida a la filosofía política y a la filosofía de la historia. Le tocó presenciar el tránsito, con dolores de parto, del Antiguo Régimen (Ancien Regime) al nuevo orden político, con la Revolución Francesa de 1789, de la cual condenó sus excesos violentos. Ello pudo haberle inspirado su obra ‘Proyectos de paz perpetuap, y La metafísica de las costumbres’. Posteriormente, emprende la revisión de su sistema filosófico, bajo el titulo ‘Opus Postumum’, el que justamente vino a publicarse en 1920, más de un siglo después de su deceso ocurrido en 1804.

Kant considera que la totalidad de la filosofía debe responder a las siguientes preguntas: ¿qué puedo saber?, ¿qué debo saber?, ¿qué me es permitido esperar? Cuyas respuestas sucintas intentaremos en próximas dos columnas.

NOTA: Si visitas Pueblo Bello notarás que allí tu mente piensa mejor. Ahora podrás viajar por una magnífica carretera, gracias a los gobernadores Luis Alberto y Franco. Y al contralor Maya.
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Por Rodrigo López Barros

Categories: Columnista
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