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Alfonso Araújo Cotes, el veedor ciudadano

Cédula de ciudadanía de Alfonso Araújo Cotes.

Cuando el 14 de junio del 2017 se formalizó la veeduría ciudadana al entonces proyecto de construcción de la sede de La Paz de la Universidad Nacional de Colombia, se estaba concretando la posibilidad de avanzar en la ejecución y llegar a la culminación de una obra que amenazaba con quedar inconclusa. Si bien es cierto, nuestra sede de la Nacional es el resultado del interés decidido de voces de distintos actores cesarenses y del orden nacional, no es menos cierto, que fue esta veeduría la que permitió a través de cronogramas, que la obra avanzara en porcentajes de ejecución evitando prórrogas en tiempo y adiciones injustificadas en valor.

Un control social efectivo, que inició formalmente en la mencionada fecha, día del que fueron testigos Edgardo Maya Villazón como Contralor General de la República; Ignacio Mantilla Prada como rector de esta Universidad y Francisco Ovalle Angarita, como gobernador del Cesar.

Testigos, además, del empoderamiento con el que inicio la figura del veedor ciudadano en cabeza de Araújo Cotes, quien presidió la veeduría.

Veeduría, que se conformó a instancias del contralor Maya Villazón, el 27 de mayo de ese mismo año 2017, en la residencia de Araújo Cotes y de la que hicieron parte un grupo de profesionales conocedores de la materia, con la intención de ejercer vigilancia sin que mediara ánimo de lucro.

El 11 de noviembre del año 2022, el Consejo de Sede de la UNAL de La Paz, le hizo un reconocimiento a Alfonso Araújo Cotes, situación que dio lugar a una entrevista que le hizo EL PILÓN, en la que se le preguntó: ¿cuál fue el principal aporte de la veeduría ciudadana que usted presidió al entonces proyecto de construcción y dotación de la sede de la Universidad Nacional de Colombia, ubicada en el municipio de La Paz?

Frente a lo cual Araújo Cotes, contestó: “Yo, con un grupo de personas y varios dirigentes importantes de aquí teníamos interés que la universidad se hiciera, entre otros, Rodolfo Quintero Romero y Ciro Quiroz Otero.

La plata se estaba esfumando y las obras no se estaban haciendo, vino en una gira el doctor Edgardo Maya Villazón (para ese momento Contralor General de la República), interesado por la obra, y como él tiene un alto aprecio sobre mí, cree que yo soy un hombre importante, me dijo venga acá yo necesito que usted acepte la veeduría con un grupo de profesionales que lo van a acompañar. Ese grupo de profesionales fueron Ernesto Altahona Suárez, Gustavo Gnecco Oñate, Hernán Cabello Vega, Emilio Araos Solano y Francisco Fuentes Acosta, especialistas en obras.

Yo los puse a que todas las semanas me dieran un informe, del trabajo de la semana me daban un informe; yo los interrogaba y todas las semanas nos reuníamos para ver cómo iba el trabajo. Yo me apersoné de la cosa con este grupo y a todo el mundo lo puse en su puesto y la plata se logró recuperar, para terminar la primera etapa de la universidad. Logramos agua que no se tenía (un pozo profundo) y otras cosas importantes que eran requerimientos indispensables para que funcionara la universidad.

La obra de construcción se hizo debido a que la plata se rescató, yo me apersoné de eso con mucho entusiasmo y calor, ese fue mi aporte.

Como se necesitaba hacer la segunda etapa, también participamos para que se obtuvieran los recursos. En el año 2024 que yo cumplo cien años la universidad va a tener 3.700 alumnos y todas las obras civiles van a estar completas“.

Adicionalmente, el rol de veedor ciudadano de Araújo Cotes, en términos de esta región del país, también estuvo presente en la rehabilitación y pavimentación de la vía El Zanjón – Pueblo Bello, proyecto en el que también su presencia fue determinante para impulsar la ejecución y terminación de las obras.

Igualmente, la presencia de Araújo Cotes, fue fundamental en las obras relacionadas con el nuevo tramo vial Valledupar – La Paz.

El dos de septiembre de 1924, nació Alfonso Araújo Cotes, lamentablemente no alcanzó a los cien años de edad, lo venció el cuerpo, aunque siempre estuvo lúcido y con actitud de servir. Pocos, muy pocos después de retirarse de la política activa, logran mantener vigencia; Araújo Cotes demostró que no se necesita un cargo público para servir a sus paisanos y a su región.

En este rol de servir, como un veedor de alto perfil, a Araújo Cotes, también lo acompañó su esposa Leonor Baute, su eterna compañera, de quien él manifestaba: “Si la hubiera buscado, no la hubiera conseguido mejor”.

Por José Antonio Soto Murgas

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