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Alerta, huele a fraude electoral

El candidato presidencial Gustavo Petro ha hecho una grave denuncia pública en el sentido de que el presidente Santos cocina un fraude electoral para el 27 de mayo en beneficio de su socio de clan Germán Vargas, rumbo a la Presidencia de la República. Más, el objetivo central es impedir el triunfo de Petro que se siente en todas la esquinas del país. GP ha dicho que Santos le negó el ingreso a una comisión de la Comunidad Europea que venía a auditar el software que maneja el proceso electoral.

También denunció que la Registraduría engavetó una orden del Consejo de Estado y una petición de la Procuraduría para que una firma de los EE.UU, que audita las elecciones en México, pudiera hacer lo mismo aquí. Para la precaria democracia colombiana esto es muy grave y no se compadece con los esfuerzos realizados para iniciar una era de paz que le merecieron al Presidente un Nobel de Paz. El poder del escrutador institucional en Colombia tiene un arraigo centenario; siempre se ha dicho que quien escruta gana, lo dijo Gaitán, lo dijo Laureano Gómez. Para una casta de pocas familias, tener el poder es una consigna histórica; desde que Rodrigo de Triana dio el grito “Tierra, tierra”, el feudalismo se convirtió en un peligroso instrumento de dominación y prestigio y su titularidad, cierta o falsa, es un tema de no tocar; López Pumarejo intentó hacerlo y fue obligado a renunciar a su segundo mandato; Carlos Lleras “quiso” hacer algo al respecto y los señores feudales se lo impidieron.

Esa clase, que opera por encima del Estado, ha combinado dos formas de lucha: el magnicidio y el fraude electoral. El primero recayó en la vida del Mariscal Sucre, gran heredero de la aplicación de la Carta de Jamaica y de todo el pensamiento de Bolívar, a quien también intentaron asesinar.

Estas fueron las primeras muestras de paramilitarismo en el país, donde Santander parece haber jugado un papel clave. Uribe Uribe, Gaitán, Galán, Jaramillo Ossa, Pardo Leal y Pizarro, fueron víctimas de este engendro; incluso Jaime Garzón que, sin ser candidato, influía en la opinión pública. El megafraude se consumó en 1970 frente a Rojas Pinilla. Hoy las condiciones son más tenaces porque tenemos un Estado donde no se sabe dónde termina el feudal y dónde comienza la mafia y así, el poder no es discutible en las urnas. No veo cerca la paz de Colombia.

nadarpe@gmail.com

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