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Alejo el cantante

En mi vocación de coleccionar acetatos de los viejos juglares del vallenato, pude atesorar con los años un buen arsenal de las grabaciones que realizó el negro Alejandro Durán en su largo recorrido fonográfico a través de los diferentes sellos disqueros que promovían y comercializaban nuestra música.

Su catálogo es abundante, donde siempre la original impronta, musical característica de él lo distinguía fácilmente de los demás acordeoneros de su generación y de los que posteriormente se iban asomando.

El mismo así lo describía: “Yo toco lo que canto, y canto lo que toco, así de fácil, no me interesa tocar más que otro, sino gustar más que él.”

Desde mucho tiempo atrás, me inquietaba al escuchar algunas grabaciones que en la etiqueta Fuentes de Medellín realizo el negro grande del acordeón, ya que en ellas apreciaba una nota más liviana y florida sin las profundidad de sus bajos incisivos, pero en su tiempo, no tuve la curiosidad ni el olfato para escarbar en este campo.

Yo sabía que estas grabaciones no encajaban con el estilo y la nota gruesa del negro Alejo, pero no encontré la forma de resolver el enigma pues ya él se había marchado para siempre, pero afortunadamente gracias a la detectivesca labor del escritor sinuano Edgar Cortes Uparela, hoy tenemos claridad al respecto con minuciosos detalles que este público en su crónica de agosto de 2005 en el Meridiano de Córdoba. Este es su relato:

“Hacia 1964 Alejo se llevaba en sus correrías a un acordeonero adolescente de Planeta Rica (Córdoba) llamado Eduardo Alfonso Campillo, hermano del hoy internacional Lucho Campillo.Popularmente Eduardo era conocido como el “Mono Campillo” y cuando el negro descansaba él lo imitaba de manera asombrosa, pero ya en un espectro diferente manejaba un ambiente musical mucho más amplio.

Para una grabación en la disquera Fuentes de Medellín Alejo ya casi terminaba y la empresa tratando de promover al compositor paisa Bernardo Saldarriaga le exigió a Duran que incluyera el pasaje “Corazón Herido”. Este, enemigo de improvisar, para facilitar el impase acepto cantar el tema, pero que “El Mono” tocara el acordeón. Así lo acordaron y en el L.P “Canto a Sabanas” se incluyó el pasaje de Saldarriaga, en un hecho verdaderamente histórico en el folclor: Alejo Duran cantándole a otro acordeonero”. Posteriormente en similares circunstancias se grabaron de “El mono” la cumbia “Llorá Llorá” y de la canción “Yo También La Vi” que hace referencia al tema “Yo La Vi” de Luis Pérez Cedrón y otras mas extraviadas según lo afirmaba Campillo.

Mil episodios como este se podrán recrear en mi próximo libro ya en edición “Los Secretos del Vallenato”.

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Julio_C._Onate_M.: