El agua diáfana que recorre por el río Guatapurí nunca ha sido valorada como el privilegio que pocas ciudades tienen en el mundo de ser bañadas y bordeadas por un río como el nuestro. Al contrario, esa ventaja comparativa ha sido observada como fuente inagotable por los corsarios al mando de Emdupar. Dudo que hayan advertido la relación del agua con la gestión y el desarrollo empresarial, la importancia del agua con la otrora vocación agropecuaria del territorio, los informes sobre el agua de las Naciones Unidas, el impacto del cambio climático, ni mucho menos la entrada del precio del agua en el mercado de futuros de Wall Street.
Diversos han sido los intentos para reorientar el camino de Emdupar, hemos pasado por empréstitos, cabildos abiertos, procesos de tercerización, planes de salvamento e instrucciones de la Superintendencia de Servicios Públicos. Estas alternativas constituyen una escapatoria a la decisión definitiva de la privatización de la empresa. Nadie quiere cargar con ese pesado piano. No obstante, aquello que fue orgullo de los vallenatos, hoy es un indómito caudal de incertidumbre. Emdupar ha contado con gerentes tentados por los alcaldes de turno; esa ausencia de carácter y autonomía ha gestado connivencia para disponer de sus recursos sin criterio empresarial, derivando en una crisis insostenible administrativa y financiera. Guardando las proporciones, Emdupar debería significar y ser lo que es EPM, para Antioquia y Medellín.
Han sido inútiles los procesos de tercerización u otros mecanismos que procuraron la recuperación de la empresa, es necesario conocer la evaluación de estos procesos contractuales, para detallar los beneficios obtenidos. También debemos indagar por el papel desempeñado por los sindicatos de la empresa, porque mientras Emdupar era saqueada, las convenciones y el costo de la nómina crecían como el río Guatapurí en temporada de lluvias.
El alcalde Mello Castro explora la participación de un socio estratégico, no dudo que en la legalidad de nuestro marco jurídico tendrá muchos interesados seducidos por el porcentaje del significativo recaudo. Los socios estratégicos no invierten para obtener pérdidas, el inversionista siempre está donde hay rentabilidad; alcalde no desconozca las capacidades de sus coterráneos.
Lo que usted considera estratégico es un banquete para cualquier inversionista encantado por más o menos 91.000 usuarios, la capacidad instalada de Emdupar, la gravitante importancia del agua para los sectores productivos y las facilidades de provisión del recurso hídrico que raudo desemboca por gravedad.
Alcalde Mello Castro, las decisiones en Emdupar tocan las fibras de la vallenatía, por lo tanto es menester que desarrolle actividades de socialización en las diferentes comunas de la ciudad, hable con la gente, explíqueles en qué consiste el proceso y cuáles serían los beneficios para la empresa en materia financiera, administrativa, infraestructura y operativa. Haga lo propio con gremios, empresarios y demás partes interesadas.
El anuncio realizado en pleno Festival Vallenato sobre el proceso contractual para convenir un socio estratégico despertó la sensibilidad de los vallenatos y prendió las alarmas de una situación que genera muchas sospechas.
Llegó el momento de tomar decisiones que realmente signifiquen recuperación para la empresa. Si las decisiones se mantienen infructuosas tendremos que admitir, por más que nos duela a los vallenatos, que la cacareada privatización de Emdupar sería un daño menor comparado con todo el mal que le han causado a la empresa otrora orgullo de Valledupar.
@LuchoDiaz12