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Al parque de ‘La Biblia’ hay que ponerle ‘el ojo de Santa Lucía’

Desde hace años hemos venido insistiendo en la urgente necesidad de recuperar la zona donde en la actualidad existe el ‘Parque de La Biblia’ (también conocido desde antes como ‘Parque Santa Lucía’), ubicado al frente del Hospital Rosario Pumarejo de López, en la calle 16 con carrera 17.

Ahora se suman las denuncias de sectores y líderes ciudadanos sobre su deterioro, foco de contaminación, basurero público, árboles en abandono, ‘hogar de drogadicción’, ocupación de construcciones y casetas no autorizadas antiestéticas e insalubres e inseguridad. Ninguno de los elementos del parque funciona y permanece en medio de las tinieblas.

La última intervención al parque fue en el año 2013 por parte de la empresa Drummond, luego en el 2021, desde la Secretaría de Obras de Valledupar se dijo que se estaba estructurando un proyecto urbanístico para varios sectores de la ciudad en el que se incluía ese parque, pero nada ha pasado.

El entusiasmo que ha despertado el ‘Parque de la Vida’ que se acaba de inaugurar, es propicio para intervenir toda la zona del deteriorado Parque, en armonía con la transformación que ha tenido ese sector con la construcción de La Catedral del Ecce Homo y el establecimiento en el vecindario del Mac Donald; embellecimiento urbanístico que debería extenderse hasta el entorno del histórico Hospital; eso le cambiaría la cara a toda esa parte de la ciudad que es muy transitada. (Para no hablar hoy del entorno de desorden y ocupación del espacio público en la zona de acceso a la moderna Unidad de Urgencias del hospital).

Es hora entonces de invitar a la Alcaldía y a los arquitectos e ingenieros de la ciudad a poner a prueba su sentido de creatividad para diseñar allí otro novedoso parque.

Se escuchan ideas para esa zona, que involucren a la comunidad y al sector empresarial, a la Diócesis y a las entidades de salud pública y privadas, a través de un modelo de adopción, en el que organizaciones y ciudadanos podrían comprometerse con el mantenimiento del parque, lo que garantizaría un sentido pertenencia y cuidado.

Debido a su proximidad con las instituciones de salud, se recomienda transformar el espacio en un jardín terapéutico, de bajo ruido, con áreas de descanso, zonas verdes y senderos que fomenten la relajación tanto para los pacientes como para sus familiares y el personal médico, lo mismo que incorporarle plantas autóctonas que requieran bajo mantenimiento como una opción ecológica. En ese orden se podrían implementar áreas de juego innovadoras para niños, acompañadas de espacios para talleres educativos o recreativos. Se ha comentado que se podrían habilitar también una pequeña biblioteca comunitaria o kioscos de lectura, incentivando el conocimiento y el ocio útil; conexiones digitales; mesas duras de trabajo al aire libre, mesas de ajedrez y zonas para charlas comunitarias.

También hemos escuchado sugerencias como convertir el parque en una galería al aire libre donde artistas locales puedan hacer exposiciones temporales, esculturas y pinturas y promover la cultura y el talento local. La idea es romper con los conceptos tradicionales de los parques en ciudades de clima caliente como Valledupar, donde prevalezca la defensa del medio ambiente y la conservación de la arborización.

Pero, ante todo, se debe garantizar la seguridad ciudadana mediante la iluminación con sistemas inteligentes y amigables con el medio ambiente, instalación de cámaras, en fin: ¡que fluyan las ideas!

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