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Al oído de la ministra del trabajo

La eliminación de los contratos basura fue una de las tantas promesas de campaña hechas por el hoy presidente Gustavo Petro. Pero ¿Qué son los contratos basura? Los contratos basura son aquellos que crean un vínculo laboral con el trabajador muy a corto plazo, incluso la contratación puede ser por días, con una baja remuneración, disponibilidad las 24 horas y una excesiva carga laboral. Son contratos indignos que fomentan el clientelismo y crean la falsa ilusión de avanzar en el tema de la generación de empleo.

Con los contratos basura se impide el crecimiento del proyecto de vida del trabajador, pues en estas condiciones se hace imposible, entre otras cosas, acceder a las prestaciones sociales, para no mencionar el tema de la pensión de jubilación, sometiendo al trabajador a una evidente explotación laboral.

Ahora bien, estos contratos oprobiosos surgieron en el sector privado a raíz de la política “flexibilización” que abrió la puerta a la tercerización, clientelismo y las nóminas paralelas(subcontratación). Es bien sabido que en una relación laboral la parte débil es el trabajador, pues es el que necesita mantener a su núcleo familiar, y quien pone las condiciones es el empleador. Pues bien, esto se ha prestado a toda clase de abusos por parte de empresarios inescrupulosos, que han contado con la complicidad del propio Estado.

Es así como se contrata la repartición de volantes, perifoneo, recoger firmas etc., que no son más que trabajos denigrantes y oprobiosos, pues se ahorra el pago de una retribución justa y el pago de las prestaciones sociales. Con la designación de Gloria Inés Ramírez Ríos, como ministra del trabajo, se pretende corregir esta situación de desigualdad e inequidad, en defensa de los derechos humanos y la reivindicación de los derechos de los trabajadores. Ojalá señora ministra usted se oponga a las jornadas laborales de 24 horas de disponibilidad, que se pretenden implantar en algunas instituciones oficiales, que no solo son regresivas, sino que además vulneran derechos inherentes a la condición humana.

No son fáciles los retos de esa cartera ministerial, pero tenemos el absoluto convencimiento que con su experiencia, tesón y gallardía llevará la nave a buen puerto ¡Adelante, señora ministra! que como decimos acá en la costa: “Pa’lante es pa’ llá”.

Nota de cierre: A propósito del impuesto a las bebidas azucaradas, es mucho más saludable y económico consumir agua, pues el alto consumo de azúcar puede generar enfermedades tales como la diabetes, obesidad, enfermedades cardiovasculares, hipertensión arterial entre otras. En promedio un colombiano gasta $178.000 en gaseosas al año. ¡Qué horror!   darioarregoces@hotmail.com  

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