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Al final no pasa nada

En Colombia, en el país del Sagrado Corazón, en donde observamos las cosas más inverosímiles, seguimos creyendo que todo cambiará sin esfuerzo alguno, sin compromiso propio; solemos pensar que la responsabilidad es de otro. Justo allí comenzamos a retozar en la zona de confort en la que nos movemos; nos cuesta salir de esa zona. Le dejamos la responsabilidad del cambio a los maestros, la educación básica y de valores también; la crianza de los hijos se la encargamos a la muchacha del servicio; el alcalde “debe” darnos todo, nos lo merecemos. Otros responden, yo solo disfruto.

El tema aquí es que mientras este caos sofocante en el que nos desarrollamos, no nos toque de manera directa, el problema es de los demás. No asumimos que el cambio solo se dará cuando todos contribuyamos a ello. Compromiso y acción, es de todos asumir que debemos comprometernos a erradicar está crisis moral y social en la cual  estamos insertos ¿Pero qué hay que hacer? Buena pregunta, diría el doctor Ortega. Primero, aceptar de manera responsable que esto es compromiso de todos y todos debemos actuar. Segundo, hacer uso de la mejor herramienta que tenemos los ciudadanos del común, la elección por acción democrática: el voto honesto, limpio transparente, ¿Seremos capaces un día? Tercero, no ser permisivos con los corruptos, de tal manera que si la corrupción es de élite, en el mismo orden debe ser castigada.

Si el presidente la embarra, el presidente la paga.

Si merece ser revocado, pues adelante. Que no nos de miedo. Si los congresistas son bandidos, a la cárcel con ellos. No concibo a un Uribe Vélez lleno de tanto poder con credencial de inmunidad y con tantas muertes a cuestas. Ni concibo a un Juan Manuel Santos saliendo ileso de tanta mermelada en nombre de la paz.

Acaso es sano que Luis Alberto Monsalvo salga como el mejor gobernador con tantas obras inconclusas y hallazgos nefastos. Pero al final los entes de control doblegados ante el poder de don dinero. Cielos de oscuridad sobre el Cesar. Como anécdota, resaltar el caso de los concejales, ellos de manera insólita recibieron el exorcismo del procurador Ordóñez, y bendito sea de paso, este señor ahora es la panacea presidencial ¿Qué futuro nos espera? Allí se conjugó el poder perverso de Ape Cuello, hoy los señores concejales le deben el alma al diablo. Por otro lado el vicepresidente, CR corrupto, Vargas Lleras, candidato con honores y casas. Un hombre déspota, cascarrabias e intolerante. No solo con apellidos y casas se gana la presidencia de un país. Y seguimos, campante la corrupción de Odebrecht, con señalamientos y luego como el kilométrico, retráctil; la danza de los sobornos en acción. Reficar, refinando billones de pesos. Salpicadas las altas esferas, pero eso se “arregla” hay muchas forma$$$.

Por lo tanto aquí en Colombia y en la ciudad de los santos Reyes, al final, no pasa nada. ¿Cierto señor fiscal? Sólo Eso

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Eduardo Santos Ortega Vergara: