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Al Cesar lo que es del Cesar

El departamento del Cesar llega a su aniversario 46. Un año más para mirar atrás, pero no para ver lo negativo, sino las experiencias positivas, y las oportunidades de un territorio que tiene todo los elementos para ser una región sostenible y productiva. Es hora de revisar por qué el liderazgo que hace 46 años logró crear un departamento, hoy se ha quedado rezagado, viviendo de un pasado, dejando pasar las oportunidades que en un momento clave fueron suficientes para que los cesarenses brillaran con luz propia en el plano nacional, incluso internacional.

Cómo olvidar a los gestores del departamento: José Antonio Murgas, Alfonso Araújo Cotes, Crispín Villazón, Aníbal Martínez, Clemente Quintero, Manuel Pineda, Manuel Germán Cuello, Rafael Escalona, entre otros que tuvieron el acompañamiento de organizaciones sindicales, diputados, concejales, folcloristas, mujeres, estudiantes y ciudadanos del común que creían en la causa.

Hoy vale la pena recordar que cuando se creó el departamento en su primera gobernación, con Alfonso López y su equipo de Planeación con economistas como Jorge Child, se proyectó que el Cesar resumía a Colombia, a esa Colombia, agrícola, fronteriza, de migrantes -que venían de otros departamentos atraídos por el algodón, de varias posibilidades de desarrollo agroindustrial y culturalmente diversa, rica, mágica.

Hoy es un departamento basado en recursos fiscales fuertes, basado principalmente en las regalías, pero cuyos niveles tienden a diluirse, pero que encuentra un interesante desarrollo agroindustrial, basado principalmente en plantaciones de palma de aceite y extracción, la inestable continuidad de cultivos de ciclo corto, la práctica desaparición del algodón, la ganaderización de las tierras, el comercio de frontera que permanece pero de manera informal y el proceso de urbanización y ascenso social de grandes franjas ciudadanas, apuntalado en los ingresos y beneficios derivados de las explotaciones mineras del centro del departamento. Aún con todo este panorama, los niveles de emprendimiento son muy bajos.

Esperamos que con el boom de las regalías que no durará dos años -porque se aplicará definitivamente la mermelada para todos los departamentos como prevé el Sistema General de Regalías –SGR-, se hagan obras definitivas y que perduren, resaltables como las que se hacen en buena infraestructura, pero especialmente en educación, como la de la Universidad Nacional. Recursos que deben ser orientados también a fortalecer el capital social del Cesar, no solo de cemento se construye una sociedad. Las comunidades de los 25 municipios del Cesar están ávidos de mejores oportunidades que le permitan tener una calidad de vida, con coberturas totales de los servicios públicos, que aún cuando en los últimos diez años se han invertido suficientes recursos, no logran llegar a los índices pertinentes. El Cesar ha recibido en la última década cerca de dos billones de pesos de regalías.

Por eso es preciso insistir en que los líderes gremiales, sociales políticos, nuestros gobernantes, examinen las experiencias positivas de otros departamentos y adopten modelos exitosos que permitan llevar al Cesar por las sendas del desarrollo social, tomando como punta de lanza la educación, como el implementado por Antioquia, llamado ‘Antioquia, la más educada’, que es la prioridad del gobierno de Fajardo. Eso marca y marcará diferencia. Ese es el mayor desafío que tenemos, porque somos últimos junto con La Guajira en niveles de calidad, especialmente en el nivel superior.

¿Cuál es el compromiso desde ahora que se cumplen 46 años y cuál será la nueva visión?

Categories: Editorial
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