Ahora que me he enterado de que algunos hijos de Diomedes han otorgado poder a abogados para que demanden a las empresas e instituciones públicas y privadas que de una u otra manera atentan contra los derechos, el buen nombre y la memoria de su padre, mostrando los excesos y excentricidades que giraron alrededor de su vida y obra, pero además a raíz de la imagen que la programadora de televisión RCN ha mostrado a los televidentes colombianos del hombre del Caribe, especialmente del músico vallenato, me he puesto a reflexionar sobre si esa es realmente nuestra idiosincrasia.
Debo confesar que a muchos de nosotros los hombres oriundos de esa hermosa región de Colombia también nos ha afectado directamente la mala imagen que a diario muestran del artista vallenato, hoy veo como muchas mujeres nos señalan y tildan de ser iguales o parecidos al Diomedes que le están mostrando al país por los medios masivos y peor a aquellos que también ostentamos la condición de músicos vallenatos, nos abuchean, discriminan y tratan de ofender, con expresiones como: Tu eres otro Diomedes.
No niego que en nuestra música vallenata han existido los antihéroes, lo cual ha ocurrido en todos los géneros musicales y artísticos del mundo entero, sin necesidad de que entre a enumerarlos ni a señalarlos, pero de ahí a que nosotros los músicos vallenatos seamos la peor escoria de la humanidad, hay mucho trecho.
Me he preguntado y cuándo será que van a mostrar la imagen del músico vallenato aquel elegante en su vestir, ejemplo para la sociedad, caballero y respetuoso con las mujeres ¿o acaso no han existido y aún conviven entre nosotros?
Aquellos que logramos tratar y conocer a Alejandro Durán Díaz, Abel Antonio Villa, Calixto Ochoa Campo, por solo mencionar algunos de esa generación, pero también de la siguiente Alfredo Gutiérrez Vital, Gustavo Gutiérrez Cabello, Rafael Orozco Maestre, pero sin ir tan lejos, caballeros de ahora como Carlos Vives, Peter Manjarres, Wilfran Castillo y cientos o miles de hombres músicos vallenatos que nos enorgullecen con su don de gentes.
Pero también es entendible que los medios amarillistas de nuestro tiempo lo único que pretendan sea mostrar lo malo del ser humano para despertar el morbo que todos llevamos dentro y obtener el rating que les produce a su vez la rentabilidad económica tan anhelada en esta mercantilista sociedad moderna, y si ya se saciaron con la violencia y extravagancia de los carteles del narcotráfico del siglo pasado y las ofensas de género y sexistas sobre las prepagos, pues ahora somos los músicos vallenatos a quienes nos tocó el turno. Que tristeza.