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Ahí está el campo

Y ADEMAS

Por: ALBERTO HERAZO PALMERA

No soy ganadero ni agricultor, pero no soy indiferente a este problema, pues algunos familiares y amigos se dedican a estas dos actividades. Además, uno tiene que preocuparse por los problemas de nuestro departamento y del país.
Escucho y leo con frecuencia quejarse de la crisis que atraviesan estos gremios, desde hace mucho rato y nada que los gobiernos les tienden la mano. Por eso mi suplica al presidente Santos para que  se las dé. Pero, ¿qué hacer con las tierras? No  se pueden cultivar o explotar por muchos motivos, la crianza de ganados según entiendo es una odisea. El finquero ha quedado con el temor de ir a su finca y el campesino, desplazado se vino para Valledupar a invadir los terrenos  de propiedad particular.
Entonces, que va a pasar?, será que nos vamos a acostumbrar a vivir en medio de esta terrorífica realidad?.
Esa es la pregunta que nos hacemos diariamente y difícilmente tiene una respuesta. Desde que las tierras del Cesar fueron un emporio de riqueza, han pasado tantos años y ocurrido tantos acontecimientos, que sería difícil enumerarlos.
Hasta el momento no se ha podido contrarrestar en manera alguna, los innumerables problemas abrumadores, que amenazan a quienes aún prosiguen o persisten en la tarea de cultivar la tierra. Por un lado el temor de que vuelva la violencia, por el otro golpeados por la inclemencia de las condiciones meteorológicas, instrumento insustituible para su producción económica y finalmente sometidos al negro panorama económico por falta de los créditos correspondientes.
Ahora bien, si los propietarios de ricas tierras o aquellos aparceros dedicados a laborar unas pocas hectáreas han mermado en cantidad, el campo queda ahí. Es inmodificable su condición. Y pese a todos los progresos, nuestra proporción de tierras, aptas para la agricultura y ganadería sigue siendo muy grande. Pasarán muchos años antes de poder asegurar que el Cesar ha dejado de ser una tierra de campesinos,  vinculado honda y tradicionalmente a la agricultura y ganadería.
Pero no es grata la realidad para quienes se encuentran vinculados a las  tareas agropecuarias. Enumerar los problemas que afrontan los agricultores de este departamento, en estos momentos, es repetir una larga lista de tribulaciones. Tenemos la inseguridad. Quienes poseen algún capital, si es que los hay, se encuentran amedrentados por el secuestro, el abigeato o el triste boleteo que regresó. Crearle en estos momentos al campesino un clima de inseguridad como está sucediendo es retirarle una de las motivaciones fundamentales para su actividad. No solo el propietario en parte ha abandonado sus tierras. También los trabajadores. Sin embargo, el campo permanece. Nadie puede moverlo, ni cambiar su destino de producir bienes de consumo ya sean de tipo agrícola o ganadero. Por eso pienso en la posibilidad que el actual gobierno adopte una sana, lógica y eficiente política agrícola y ganadera es el mejor regalo que se les puede hacer a todos los hombres vinculados al campo. Si con este gobierno no salen adelante estos gremios es mejor que se dediquen a otros menesteres.
O será que Hernán Araujo Castro en su columna “La Ganadería del Futuro” tiene en parte razón sobre el futuro de los ganaderos.

SE COMENTA EN LAS TERTULIAS

Que… se sigue pensando que si no nos ponemos las pilas y votamos por los mejores, estamos a las puertas de una asamblea y consejo con un bagaje intelectual muy bajo. Que hay precandidatos a tutiplén; hasta el momento muy pocos buenos. En abundancia mediocre y muchos malos, regulares, loquitos, vividores, con rabo de paja, estafadores y corronchos. Analícenlos. Que sería agradable, bueno y conveniente que los medios televisivos y de radio que cuando se escojan a los verdaderos candidatos los sometan aun debate profundo, que les permita a la opinión pública juzgar cual de ellos propone las mejores tesis y programas. Seria un suceso estelar.

POSDATA:
A raíz de la muerte de Helenita Vargas, “La Ronca de Oro”, quiero repetir la estrofa de una carta Leída por su hija, Pilar Ibarra en su entierro y dice “La vida se nos va rápido y no es posible someternos a un mar de recuerdos que, por hermosos que sean, no dejan de ser eso, recuerdos. Hay que vivir más, acompañarnos más, compartir más y repetir que la vida es una sola” Medítela. Le cae a mucha gente Vallenata que no comparte, que odia, que vive de resentimientos, Estas personas tendrán una vejez lamentable e insoportable.

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