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AGUA FRIA

Por: Julio Mario Celedon

La creación de Dios es maravillosa pero nosotros sus hijos, hechos a su imagen y semejanza para honrarlo habitando apropiada y cuidadosamente este hermoso y diverso planeta definitivamente somos unos desagradecidos. No es necesario trasladarnos hasta el ártico y observar los grandes icebergs que se han venido desprendiendo de las masas de hielo para darnos cuenta que algo irremediable está ocurriendo, pues acá en nuestra aldea también son palpables los exabruptos e inesperados cambios climáticos, todo esto producto de nuestra mano destructora, preferimos destruir y no crear y lo correcto debe ser que si no construimos al menos cuidemos. Por eso los campesinos no saben ni a qué atenerse, hay verano en invierno y viceversa, ya el clima no es algo predecible como otrora les tocó a nuestros ancestros quienes afortunadamente podían prever los tiempos de manera casi precisa y de ese modo adelantar con éxito sus actividades, principalmente las agrícolas.
Cada día me duele más el Rio Guatapurí, que es sin duda nuestro mayor atractivo turístico, este afluente cuenta con todos los ingredientes para ser explotado en el buen sentido de la palabra, su entorno es hermoso pero no lo estamos cuidando y mucho menos preservando, no custodiamos su cuenca, por el contrario la estamos destruyendo, nadie le da el debido respeto ni siquiera por hacer remembranza de lo que reza el Génesis en su primer capítulo,  en donde se manifiesta que el Espíritu de Dios moraba sobre las aguas ( por eso el agua es vida). El majestuoso Rio Guatapurí desde su nacimiento en la Laguna Curigua enclavada en La Sierra Nevada de Santa Marta a 4.400 metros de altura, hasta su desembocadura en el Rio Cesar a 124 metros sobre el  nivel del mar, son muchos los desdenes que sufre: tala indiscriminada, quemas en las laderas vecinas de su ribera, vertimiento de desechos, desviación de su curso, en fin, una cantidad de desmanes irreversibles con los que lo estamos acabando, y una vez extinto ya no abra nada que hacer, quienes sufriremos las consecuencias seremos nosotros mismos. Existen muchas maneras de aportar nuestro granito de arena, crear conciencia y evitar la hecatombe de nuestro querido Guatapurí, cuyo nombre viene de la lengua Chimila y traduce Agua Fría, esa misma agua helada con la que deliciosamente calmamos nuestra sed, esa mismo precioso y medicinal liquido con diariamente nos beneficiamos, mirémoslo no con ojos de piedad sino con ojos de respeto, recordemos que él ha estado aquí mucho antes de que nuestros abuelos habitaran estas tierras, sus aguas han surcado las rocas ígneas de su lecho desde tiempos inmemoriales y su nombre está íntimamente ligado a nuestro lindo Valle de Upar. Turistas de todas partes del mundo vienen hasta este mágico valle a conocer y vivir de cerca principalmente dos cosas, nuestra música y nuestro río, todos los vallenatos y habitantes de nuestra ciudad debemos tomar la bandera de preservar nuestra rica fuente hídrica, tenemos que comenzar desde la casa cuidando el agua y no desperdiciándola, nos corresponde  tener conciencia  que somos de los afortunados en el mundo los cuales no solo contamos con agua abundante sino de la mejor calidad, porque como todos sabemos hay lugares de la tierra en donde el precioso liquido es un lujo y la gente, animales y plantas se mueren de sed, nada de raro tiene que en pocos años se cumpla la teoría de que las guerras venideras van a ser por el agua y es aquí cuando uno comienza a pensar de si es cierto o es ficción y leyenda urbana de que ya hay países comprando glaciares para abastecerse por la inmensa escases de agua que se aproxima, y no se sabe si es verdad de que los gringos andan detrás de la cuenca del Amazonas. Por ahora comencemos cuidando lo nuestro y reguemos la voz de no seguirle dando la espalda al Guatapurí,  cuidémoslo con recelo como si fuera la niña de nuestros ojos.
 

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