A las 7:00 de la mañana, como todos los días, los ancianos de la Casa del Abuelo de Valledupar se reunieron para tomar su café y, sin quererlo, terminaron alterando la rutina de toda la ciudad.
Con los primeros sorbos de café y café con leche, varios ancianos empezaron a convulsionar y a los pocos minutos la anómala situación alertó a las monjas de ‘Las Hermanitas de los pobres’, que como administradoras del ancianato llamaron a las ambulancias para evacuar a los enfermos hacia un centro asistencial.
Del medio centenar de adultos mayores que hay en las instalaciones, 17 resultaron intoxicados y uno más, Isabel Pérez Echeverri, de aproximadamente 80 años, fue encontrada sin signos vitales en el baño. Los 18 adultos mayores fueron trasladados a las clínicas Santa Isabel y Laura Daniela, donde los médicos confirmaron la muerte de la mujer identificada como Isabel Pérez, de aproximadamente 80 años, pero no se revelaron las causas del deceso y para eso las autoridades esperan los resultados de la necropsia.
“Cuando llegan las ambulancias a recoger a los ancianos que se sentían mal por la intoxicación encuentran a la señora tirada en el piso del baño, pero con Medicina Legal se corroborará si ella también se intoxicó con el café o las causas de su muerte son otras”, reveló uno de los funcionarios del Cuerpo Técnico de Investigación de la Fiscalía que atendió el caso.
Esta tragedia en la Casa de los Abuelos coincidió con la muerte de dos militares del batallón de Ingenieros Número 10, ‘General Manuel Alberto Murillo’, quienes desde hace varios días eran atendidos en la clínica Laura Daniela por una infección.
En medio del revuelo algún ciudadano relacionó la coincidencia y concluyó que el agua de Valledupar estaba envenenada, llevando esa idea a las redes sociales. Una hora después de la tragedia de los abuelitos, se hizo viral en Facebook, Instagram, Twitter y grupos de WhatsApp un mensaje que alertaba que el agua del acueducto estaba contaminada y que era mejor no consumirla. El argumento del mensaje era que habían muerto varios abuelitos y para colmo de males dos militares.
Fue así como en menos de dos horas en varios de los establecimientos comerciales se agotó el agua en bolsa y embotellada. Enormes filas de compradores rodearon la entrada de la planta de Postobón, en la avenida Pastrana, al igual que en varios ‘puntos fríos’, tiendas de barrio y supermercados de la ciudad.
En la mayoría de los colegios suspendieron la jornada escolar, ni siquiera alcanzaron a disfrutar del recreo, y a los estudiantes que tenían termos les hicieron botar el agua, por si acaso. También se conoció que varios estudiantes que calmaron su sed en los grifos antes de conocer los mensajes de advertencia lloraron porque creían que algo les iba a suceder.
El nerviosismo de la comunidad fue menguando aunque los mensajes en cadena seguían expandiéndose como la plaga que muchos imaginaban estaba matando a los vallenatos. En las mismas redes sociales el alcalde Augusto Ramírez Uhía y el gerente de la empresa de servicios públicos de Valledupar, Armando Cuello Daza, tuvieron que grabarse en video tomando agua directamente del grifo para demostrar que se puede beber el preciado líquido sin temor.
“Desde esta mañana (ayer) como lo hacemos todos los días, haciendo el muestreo del agua en los 25 puntos que tenemos en la ciudad hemos demostrado que el agua está cumpliendo con los parámetros y los rangos normales de la potabilización”, explicó el gerente de Emdupar,
El funcionario también aclaró que el Batallón de Ingenieros Nº10, tiene su propio sistema de captación y procesamiento de agua por lo que consideró descabellado pensar que el caso del ancianato tuviera relación con el de los militares.
No obstante, los rumores crecieron tanto que varios medios de comunicación publicaron informaciones desacertadas sobre la cifra de víctimas fatales y los intoxicados hospitalizados. Incluso, cuando llegó el mediodía empezó a tomar fuerza una nueva información: la muerte de un menor en la clínica Laura Daniela, intoxicado por consumo de agua, versión que horas después desvirtuó la clínica en un comunicado de prensa.
Las secretarías de salud del departamento y del municipio realizaron inspecciones con equipos técnicos de Vigilancia Epidemiológica, Laboratorio de Salud Pública y las dimensiones Seguridad Alimentaria y Nutricional y Salud Ambiental, para esclarecer la muerte de la anciana y de los militares.
“Son casos totalmente diferentes, las sintomatologías que presentan los soldados con lo ocurrido en la Casa del Abuelo, eso hay que tenerlo claro. Simultáneamente se están estudiando las dos situaciones”, explicó Carmen Sofía Daza Orozco, secretaria de Salud del Cesar.
Hallazgos de las autoridades
Durante la inspección realizada en la Casa del Abuelo, se determinó que los 17 pacientes refirieron haber ingerido solo café. El resto de los residentes indicaron que no consumieron la bebida, por lo que toma fuerza la hipótesis de intoxicación con ese producto.
El diagnóstico estaría orientado a una intoxicación por alimentos, y estamos a la espera de la confirmación por el Laboratorio de Salud Pública del Cesar.
Con respecto a la situación que involucra a los soldados del Batallón de Ingenieros, se confirmó el fallecimiento del soldado Adonis Caleth Charris Torres, el viernes en la clínica Laura Daniela y otra víctima fatal se registró ayer, identificada como José Agustín Aragón Cadena, también soldado regular. Ambos pacientes con la misma sintomatología: fiebre, cefalea, dolor abdominal, calambres, petequia (lesiones de color rojo). Igualmente, se confirmó la hospitalización de catorce pacientes más procedentes del mismo batallón, con sintomatologías similares.
“En ambos casos hubo una rápida y oportuna atención médica, sin embargo se presentó el deceso de los dos uniformados por una progresiva evolución sintomática. El Comando de la Décima Brigada, con apoyo de la Secretaría de Salud de Valledupar y de la Dirección de Sanidad del Ejército, ha tomado todas las medidas preventivas y de atención médica por parte de un grupo interdisciplinario especializado, incluyendo personal de infectología con experiencia en estos casos”, dice un comunicado de prensa emitido ayer por el Ejército.
Del laboratorio de la Clínica Laura Daniela se informó que hay aislamiento en uno de los pacientes fallecidos, de la bacteria Diplococo Gram Negativo, por lo cual el diagnóstico probable es una septicemia por meningoco. Ya se tomaron muestras de tejidos y sangre de los pacientes, las cuales fueron enviadas al Instituto Nacional de Salud, con el fin de ampliar las posibilidades diagnósticas.
Ya se adoptaron las medidas pertinentes del caso, tales como el tratamiento antibacteriano y el aislamiento de los contactos en el Batallón de Ingenieros y suministro de tratamiento profiláctico.
“Es importante aclarar, que estas situaciones se han presentado en población en estado de confinamiento, y que no se han presentado casos en la población general. La autoridad sanitaria está ejecutando todas las acciones pertinentes para controlar estas situaciones en sitios específicos, las cuales no han trascendido de estos lugares”, reveló la Secretaría de Salud del Cesar en un comunicado.
Con todo lo ocurrido ayer en Valledupar, faltó poco para que la gente hiciera como en el cuento del nobel Gabriel García Márquez, ‘Algo muy grave va a suceder en este pueblo’, en el que narra cómo una población queda desolada por un simple rumor.
“Y empiezan a desmantelar literalmente el pueblo. Se llevan las cosas, los animales, todo. Y uno de los últimos que abandona el pueblo, dice:
-Que no venga la desgracia a caer sobre lo que queda de nuestra casa -y entonces la incendia y otros incendian también sus casas.
Huyen en un tremendo y verdadero pánico, como en un éxodo de guerra, y en medio de ellos va la señora que tuvo el presagio, clamando: -Yo dije que algo muy grave iba a pasar, y me dijeron que estaba loca”.
(Lea el cuento “Algo muy grave va a suceder en este pueblo” de Gabriel García Márquez)
Así las cosas, el presagio de las autoridades sanitarias es que algo muy grave ocurrió en la Casa de los Abuelos y en el Batallón de Ingenieros, presagio que será confirmado con los nuevos resultados de los estudios preliminares realizados a las dos instalaciones y a las víctimas.
Así recuerdan a Isabel Pérez
Isabel Pérez Echeverri, desde hace más de cinco años residía en la Casa del Abuelo. Se levantaba todos los días a eso de las 5:30 a. m. realizaba sus labores y se unía al resto de sus compañeros para compartir en grupo. Algunos residentes del hogar de ancianos la describen como una persona que le gustaba debatir sus pero no era conflictiva.
También la recuerdan como una persona enérgica. Se la pasaba bailando, era la primera en todas las actividades y le gustaba tomarse fotos, maquillarse y destacarse en las actividades grupales.
Sobre su muerte, cuentan que se levantó muy temprano, como todos los días, y tomó una taza de café y posteriormente se dirigió al baño. Minutos más tarde, en vista de la calamidad que invadía la casa por el repentino malestar de un numeroso grupo de adultos mayores fue encontrada en el piso del baño, donde yacía inconsciente.
Cuenta el celador de la Casa del Abuelo (que prefirió reservar su identidad) que horas antes del deceso de la señora, ella peleó, jugueteó y charló con él tal como acostumbraban hacerlo durante los últimos tres años que tuvo la oportunidad de conocerla.
“Cuando yo llegaba en la mañana a saludarla, siempre la encontraba sentada en una silla al lado de su cama, arreglada como le gustaba estar y entonces me decía: “vete, no me molestes” y luego se reía, porque así era ella. Le gustaba pelear mucho pero al momentico ya se estaba riendo”, recordó.
Contó además que su único hijo se dirigió a la Casa del Abuelo en tanto se dio a conocer el trágico suceso y que él le profesaba el amor que le tenía a pesar de no convivir con ella.
Sagradamente la visitaba cada domingo y compartía con ella durante toda la jornada de visita.
“Ella me decía que a fin de año se iba para su tierra natal porque estaba muy aburrida aquí, me parece que era a Bolívar. Conversábamos y yo me ponía a mamarle gallo y ella se enojaba y se ponía a insultarme pero al rato ya estábamos riéndonos. En sus últimas horas estuvo igual que siempre, charlando, conversando, hablando con el uno y con el otro y amaneció igual, peleando como siempre”, agregó.
Como parte de su despedida, su hijo informó a las monjas que realizaría las honras fúnebres en el lugar donde ella pasó sus últimos años de vida y posteriormente le dará cristiana sepultura.
En menos de dos horas en varios de los establecimientos comerciales se agotó el agua en bolsa y embotellada. Enormes filas rodearon la entrada de la planta de Postobón, en la avenida Pastrana, al igual que en varios ‘puntos fríos’, tiendas de barrio y supermercados de la ciudad.
“Son casos totalmente diferentes, las sintomatologías que presentan los soldados con lo ocurrido en la Casa del Abuelo, eso hay que tenerlo claro. Simultáneamente se están estudiando las dos situaciones”: Carmen Sofía Daza Orozco, secretaria de Salud del Cesar.