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Afortunadamente, solo será por un año

El discurso del presidente del Senado, Ernesto Macías Tovar, después de colocarle la banda presidencial al presidente entrante, es un catálogo del cúmulo de represalias reprimidas durante los ocho años de los dos gobiernos del presidente saliente, Juan Manuel Santos Calderón, a quien los uribistas revanchistas le rechazaron con sevicia su gestión gubernamental.

El discurso del presidente, Iván Duque Márquez, es una convocatoria (con tono conciliador) a la solidaridad de los colombianos en la búsqueda del mejoramiento de los problemas que tiene nuestro país.

Teniendo en cuenta los discursos escuchados en la posesión del nuevo presidente, a los colombianos nos toca soportar otros cuatro años más de lo mismo que venimos padeciendo, ya que a nuestro país en el siguiente cuatrienio presidencial, lo seguirán  gobernando los mismos políticos de siempre, que por intereses personales, lo bueno de los gobiernos anteriores no los conservan como Políticas de Estado, la mayoría de las veces por oposición vengativa y otras por el adanismo de los sucesores.

El presidente entrante, después del juramento de que respetará la Constitución Política y demás leyes del país, pronuncia el  discurso histórico de sus antecesores; es decir, similar al de todos los presidentes que hemos elegidos por voto popular, sabiendo que entre sus partidarios y clientelismo prevalecen los intereses particulares y, lo más grave, muchos de ellos tienen mentes perversas patológicas, cuyas inteligencias generalmente son utilizadas para lograr sus ambiciones aunque sea cometiendo injusticias.

Según lo anunciado por el presidente Duque en su discurso de posesión, ya están radicados en el Congreso los Actos Legislativos y Proyectos de Leyes, con los cuales procuran  reformar la legislación vigente, para castigar a los delincuentes como lo merecen; por ejemplo, para que los responsables de delitos de corrupción nunca gocen de casa por cárcel ni reducción de penas.

Para que se imponga condena perpetúa a los narcotraficantes conformadores de bacrim, a los proxenetas como la ‘Madame’ de Cartagena y a todos los abusadores sexuales de la niñez. Además, aplicar sanciones severas a empresas, propietarios y gestores que corrompan funcionarios.

Si bien, la intención no es censurar estos buenos propósitos, si queda la impresión de que son pura utopía, ante la realidad de nuestro país, donde hay tanta gente insensata con altos niveles de desenfrenos, causantes de la calamitosa situación de muchos compatriotas, especialmente los pobres.

Líbrenos Dios de gobiernos con mandatarios con tales condiciones, aunque este no es el talante del presidente Iván Duque Márquez, sí lo es de muchos uribistas como, Ernesto Macías Tovar, el actual presidente del Senado que, afortunadamente, solo será por un año.

Por: José Romero Churio

Categories: Columnista
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