La energía es estratégica para el desarrollo y la competitividad de los países. Actualmente los países del mundo enfrentan presiones simultáneas en los tres pilares de la transición energética: desarrollo y crecimiento económico, sostenibilidad ambiental y seguridad energética y acceso asequible.
La recuperación de la pandemia covid19, aceleró la demanda de bienes y servicios excediendo la capacidad de la oferta, generando choques fuertes en los mercados y un incremento agresivo en la producción de energía, lo que derivó en una súbita elevación de los precios del petróleo y el gas natural.
Los abruptos del mercado fueron exacerbados por el conflicto entre Ucrania y Rusia, poniendo al mundo en condiciones similares a la acaecida en 1970, con el agravante de las presiones inflacionarias, las amenazas de recesión y la ralentización de la transición energética, debido a la necesidad de los países occidentales de volver a recurrir al petróleo, al gas natural e incluso al carbón.
Ante este panorama del sistema energético mundial vale la pena cuestionarnos sobre las estrategias de Colombia, para enfrentar los embates del mercado de la energía, con el fin de evitar los impactos económicos, sociales y de competitividad.
En materia de gas natural el presidente Gustavo Petro, manifestó no estar de acuerdo con la política de exploración, pese a las reservas probadas que pasaron de 7.7 años a 8 años entre 2020 y 2021. ¿Pero qué probabilidades de éxito tiene la exploración de gas en Colombia y cuál es la relación en costos respecto de reabrir el gasoducto trascaribeño colombovenezolano, inaugurado en 2007? Cabe recordar que este gasoducto estuvo fuera de funcionamiento, sin embargo, ante el restablecimiento de las relaciones políticas y comerciales entre Colombia y Venezuela, prevista para el 26 de septiembre se habilitan los compromisos de venta de gas venezolano a Colombia. Sin contar con las probabilidades de éxito, dejar de explorar es riesgoso, como la dependencia y políticamente es un tiro al pie.
La matriz energética de Colombia es reconocida mundialmente por ser limpia y amigable con el medio ambiente. El 70% de la energía eléctrica que consume el país proviene de las hidroeléctricas. No obstante, con frecuencia es necesario acudir al respaldo del gas y carbón debido a las épocas de sequía que afectan el llenado de los embalses. A propósito de la capacidad de los embalses el presidente Gustavo Petro, puso en la lupa la disparada de los precios de la energía, especialmente, en la región caribe. En la región pasamos de Electricaribe a Afinia, pero el problema sigue intacto.
Ante el fenómeno que el presidente considera como “extraño”, anunció que convocaría a todas las autoridades que hacen parte del sector energético del país, con la finalidad de que expliquen este comportamiento.
Es oportuno el anuncio del presidente y constituye un llamado de atención para la dirigencia política del Caribe, a la cual, a través, de esta tribuna he llamado a actuar en bloque (congresistas, gobernadores y alcaldes), para que ante el gobierno nacional (CREG), presenten una propuesta de reformulación de la estructura tarifaria, ajustada a la situación socioeconómica de la gente y al alto consumo de energía para sofocar las altas temperaturas. Así mismo, la propuesta debe desarrollar la política de uso racional de energía y motivar e incentivar la inversión de proyectos con Fuentes No Convencionales de Energía, que permitan el aprovechamiento de los recursos energéticos abundantes en la región y un paso adelante a la renombrada transición energética.