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Adrián Villamizar, padrino del vallenato como patrimonio mundial

Adrián Pablo Villamizar Zapata, ganador del concurso de Canción Inédita en el Festival Vallenato. Año 2011. EL PILÓN / Archivo.

Adrián Pablo Villamizar Zapata, un hombre capaz de entrelazar los sueños de un trovador a través de letras y melodías. Nació en Argentina, pero creció entre Valledupar, en el norte del Cesar, y el sur de La Guajira, especialmente el municipio de San Juan del Cesar.

Es el ‘ángel’ para la música vallenata, gracias a su inquietud e investigaciones advirtió al folclor que se debía trabajar en la recuperación, compilación, preservación y divulgación para su valoración. Lo que finalmente la Unesco declaró como Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad.

EL PILÓN: ¿Por qué un médico se dio a la tarea de estudiar cómo proteger la cultura vallenata?
Adrián Villamizar: El hecho de ser médico es circunstancial, si hubiese sido zapatero como quería Diomedes fueran sus hijos, también hubiera florecido en mí esta necesidad. Yo crecí y viví mi vida vacunado por la música vallenata, con la que impregna el alma de las personas.

El viaje a otros lugares, conocer otros lugares y otras músicas me llevó a entender el enorme potencial de nuestro canto; la belleza de su contenido frente a lo que el mundo quiere ver y escuchar. Cuando regresé de esos caminos encontré que el vallenato languidecía en una tristeza profunda bajo una ola común en el Caribe, que era el romanticismo muy melifluo, acaramelado que acompañaba también a la nueva salsa o al merengue, se convirtieron en una plataforma para las baladas tradicionales. Está bien que el vallenato no hizo cover de baladas, pero los nuevos autores utilizaron el patrón melódico de las baladas y sus contenidos líricos para llevarlos a un formato al que aplicaban caja, guacharaca y acordeón, entonces empezó a salir un sonido que fue muy afecto en la región Andina y en otros países circunvecinos con voces masculinas que ya no tenían el peso de los que yo conocí, voces delgaditas como decía Enrique Díaz.

Yo noté que había algo que no sabía a música vallenata y hoy en día se iba para otro lado, luego vino la nueva ola que respondía a otro movimiento de música urbana del Caribe; el vallenato se apegó a ese movimiento en el cual la construcción literaria es facilista y rítmica, donde se privilegia el sabor y no el contenido, y también empezó a modificar en la mente de las personas el imaginario de lo que significa música vallenata, por tal razón sentí que debía dejar de quejarme y trabajar por esta música, ahí fue donde me inquietó buscar otras alternativas.

¿Cómo inició el proceso y en qué documento se basó para lograr el objetivo?
El proceso inicia con mi inquietud de conocer en la Fundación Carnaval de Barranquilla qué camino habían labrado ellos para ser reconocidos como Patrimonio de la Humanidad, de ese ejercicio, de leer los documentos que el Carnaval había presentado al Ministerio de Cultura y luego a la Unesco vino la descarga de los documentos oficiales de la Unesco, para la solicitud del reconcomiendo del patrimonio inmaterial y empecé a llenar un borrador que luego compartí, meses después, en Valledupar con las personas (Carlos Llanos Diazgranados, Stela Durán Escalona, Lolita Acosta Maestre, Santander Durán Escalona) que estaban organizando el Clúster de la Cultura y la Música Vallenata y ellos incorporaron la propuesta de la patrimonialización de la música vallenata como uno de los cuatro grandes proyectos que le iban a hacer aprobados por la Ministra de Cultural y el Ministerio del Turismo y Comercio Exterior.

En el año 2008 yo creo un grupo en Facebook que se llama ‘El canto vallenato patrimonio inmaterial de la humanidad’ hoy en día se llama ‘El vallenato patrimonio inmaterial de la humanidad’, en septiembre de 2009, en Valledupar, fue cuando el Ministerio le entregó al Clúster la investigación formal que se requería para la inscripción del vallenato en la lista representativa del patrimonio cultural e inmaterial de Colombia. A esas alturas ya había trabajado en Facebook tratando de buscar ideas y concesos con muchas personas, y también había compartido con el Clúster el material previo que se necesitaba para el reconocimiento de la Unesco.

La Fundación Festival de la Leyenda Vallenata tenía la intención de buscar el reconocimiento pero para el Festival Vallenato. ¿Por qué no aplicó para ser Patrimonio Inmaterial de la Humanidad?
La lista representativa del Patrimonio Cultural e Inmaterial para Colombia está en sintonía con lo que dice la convención internacional de la Unesco en la definición de lo que son los patrimonios inmateriales, que se definen como costumbres y tradiciones que hacen parte inmanente de los pueblos y que significan un legado histórico de creación de identidad y quien los representa a ellos, en tal sentido, si bien el Festival de la Leyenda Vallenata es una fiesta popular, anhelada, esperada y querida, el Festival Vallenato no es una tradición oral sino un evento que surge de un acto administrativo, de la idea de unas personas en combinar la fiesta y la conmemoración de las cargas como leyenda la Virgen del Rosario con un concurso de acordeones, entonces, no es una manifestación de la tradición oral, es un concurso acerca de la manifestación de la tradición oral.

Todavía no es un evento que tenga carácter de permanente, sino que deben esperar el mes de abril para poder hacerlo y como tal la mayoría de partes que tiene, la gente tiene que pagar; tú no puedes hacer el Festival Vallenato en el patio de tu casa; sin embargo el Carnaval de Barranquilla, en los barrios, la gente puede cerrar las calles, hacer un desfile, un baile de cumbia o disfrazarse (…): el Carnaval de Barranquilla es un espíritu vivo que está presente todo el año, pero tiene un momento en el cual hace erupción, eso fue lo que patrimonió la Unesco, no fue ni a la Fundación Carnaval de Barranquilla, ni a la fiesta del Hotel del Prado, tampoco a una Batalla de Flores con palcos. Es la manifestación la que se celebra, es la manifestación que se incluye en el Patrimonio Inmaterial y Cultural.

Cuando la Unesco otorgó la declaratoria del vallenato como Patrimonio Inmaterial. ¿Qué sintió? ¿Cuál fue su reacción?
Yo me encontraba en una situación complicada en lo espiritual, pero también con mucha fortaleza anímica y convicciones puras, había recibido con pinzas la noticia de que el Comité Técnico de la Unesco había recomendado no declarar al vallenato Patrimonio de la Humanidad, eso en Colombia se le dio una importancia muy grande como un fracaso de la gestión del país que rápidamente fue abordada por los opinadores profesionales de la música vallenata, especialmente en Valledupar, como el fracaso del Clúster o del grupo que había trabajado en esto, sin saber de qué se trataba la objeción que había puesto el Comité Técnico y eran de carácter formal, no de fondo; eran objeciones de no saber de qué manera el gobierno colombiano tenía un plan o una programación para desarrollar las actividades que decía y cómo iba a ser la financiación de los recursos para esas programaciones . El Comité desconocía el reconocimiento que las comunidades habían solicitado para la declaratoria, como que se les olvidó revisar los documentos y no vieron las más de 2.500 firmas que estaban allí (…)

¿Qué viene ahora para mantener el reconocimiento de la Unesco?
Darle vida al Plan Especial de Salvaguardia (PES), que tiene unas líneas de trabajo destinadas a intervenir cada una de las amenazas expresadas en el mismo Plan. Creo yo que los esfuerzos gubernamentales y de las comunidades deberían estar encaminados al descubrimiento y el reconocimiento de personas y personajes de todas las edades, a quienes claramente se les identifican competencias dentro de la música vallenata.

Una vez reconociéndolas generar vías de información y difusión para que sus expresiones cantadas, sus trabajos escritos, investigaciones y proyectos de preservación tengan canales adecuados para que todo el mundo pueda enterarse, especialmente en las comunidades donde la manifestación permanece muy apegada y pueden ser corregimientos, caseríos (…). Tal vez como dice Jacinto Leonardi Vega, el compositor, nosotros somos la última generación que bebimos de la fuente original, tal vez Silvestre Dangond sea el más incipiente y último retoño de esa generación que alcanzó a ver juglares como ‘Chemita’ Ramos, como ‘El Mono’ Fragoso en su pueblo Urumita, pero que escucha de oídas de parte de su papá y otros relatores las historias de Morales, de Emiliano, de ‘Toño’ Salas (…).

Creer que vamos a poder competir contra la nueva ola o contra las manifestaciones actuales de la música es ridículo, todas esas manifestaciones incluyendo lo que hace Silvestre, Peter, están patrocinadas por un respaldo enorme económico que jamás va a poder igualar la música tradicional vallenata. Por tal motivo, el Gobierno debe abrir canales de difusión para estas manifestaciones y los trabajos que ellas arrastran. Ese tipo de cosas son las que deben de venir (…).

Posdata: Con las primeras flaquezas de salud de Lolita Acosta, se unió Estela Durán, quien luego quedó incorporada definitivamente y en el último tramo de la socialización del PES, cuando ya Lolita estaba muy alicaída, la profesora Marina Quintero Quintero la reemplazó en las jornadas de trabajo de la Zona Bananera

En la mesa de la cocina de Aby Escalona y con el desaparecido Carlos Alberto Atehortua como testigo, Adrián Villamizar le explicó la inquietud a Santander Durán, quien le presentó a su cuñado Carlos Llanos.

Se le conoce gracias a sus canciones vallenatas con mensaje profundo. En el 2011 fue ganador del Festival Vallenato en el concurso de Canción Inédita.

Por Carlos Mario Jiménez
Carlos.jimenez@elpilon.com.co

Categories: Cultura
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