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¡Adiós a la guerra!

El pasado 27 de junio se protocolizó en la vereda Buenavista, del municipio de Mesetas (Meta) dicha entrega, allí y ahora las Farc efectivamente dejaron de existir como guerrilla, como insurgencia, como grupo armado al margen de la Ley. Cuánto no se especuló en su momento por parte de los detractores del proceso de negociación con las Farc en torno al término “dejación de armas” que quedó consignado en el Acuerdo de La Habana, ratificado en el Acuerdo final del Teatro Colón, se llegó a afirmar que ese era un subterfugio de las Farc para no entregarlas. Pues, las entregó y el receptor de las armas, quien verificó y constató su entrega fue nada menos que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. “Las Farc han cumplido y entregaron todas sus armas individuales”, sentenció Jean Arnault, Jefe de la Misión de la ONU en Colombia.

En efecto, recibió 7.132 armas, que ahora quedan bajo su custodia, caso único en el decurso de la historia de los conflictos armados en Colombia y en el mundo en donde al término de los mismos por la vía negociada el número de armas se corresponde con el número de los desmovilizados. Y no se trata de armas hechizas y fierros inútiles, como sucedió en la desmovilización de las AUC, sino, como lo dijo el vocero de las Naciones Unidas, “de alta calidad y operatividad”.

A más tardar el 31 de julio se retirarán por parte de las Naciones Unidas desde las Zonas Veredales de Transición y Normalización (ZVTN) los contenedores en los cuales se depositaron dichas armas, las cuales, en cumplimiento del Acuerdo Final, serán destruidas y fundidas para luego construir con ellas tres monumentos, los cuales se instalarán en las Naciones Unidas, Cuba y Colombia, respectivamente. Entre tanto, se avanza en el proceso de identificación y destrucción de las 942 caletas con armas y municiones reportadas por las Farc a la Misión de las Naciones Unidas, de las cuales ya han sido verificadas 77 y al finalizar el mes de agosto de este año deberá haberse cumplido con el registro, la extracción, acopio y destrucción del pertrecho encontrado.

Pero no faltarán las “narrativas obscuras”, como las denomina la periodista Juanita León, que intentarán restarle importancia a este acontecimiento y tratarán de hacerle creer a muchos colombianos que todo ha sido y será una farsa. Dirán las aves de mal agüero que todo esto ha sido un montaje del castro-chavismo para hacer creer que las Farc se desarmaron, que son más las armas “enterradas” que las entregadas, que su incursión en la política, gracias también al Acuerdo Final, es parte de su libreto de la combinación de las formas de lucha, en fin… Es que tanto los enemigos agazapados como los enemigos declarados de este proceso están en lo suyo, pues realmente ellos no es que no estén de acuerdo con lo negociado, ellos han estado y están en desacuerdo es con la negociación, que es diferente. Lo que ocurre es que les queda muy cuellón salir a decir que no están de acuerdo con la paz, porque ello sería políticamente incorrecto; pero, la real realidad es que no hay otra paz distinta a la que podemos alcanzar por esta vía, lo demás son sólo elucubraciones y cantos de sirena sobre lo que pudo ser y no fue.

El lema de la visita del Papa Francisco a Colombia en septiembre próximo es “Demos el primer paso” y es ese primer paso y el más importante y decisivo es el que ha dado Colombia el día de hoy para alcanzar la anhelada paz. Con este paso que se dio hoy las Farc le dijeron Adiós a la guerra. Para que la paz sea estable y duradera, el paso que se acaba de dar era necesario, pero no suficiente, se requiere además el desarme de los espíritus y desengatillar la lengua.

 

 

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