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Adiós a Rafael Salas

En vísperas del Cuadragésimo Cuarto Festival de la Leyenda Vallenata, este folclor está de luto. Falleció, hace pocos días, el Rey 1979, Rafael Antonio Salas Mendoza, quien venía padeciendo, desde hace varios días, una penosa enfermedad.
Murió discretamente, como fue durante su vida, el hijo del Maestro “Toño” Salas, un digno representante de una familia que constituye una dinastía del vallenato más auténtico, parrandero, narrativo y costumbrista.
Rafael Salas había nacido en  El Plan (La Guajira),  tenía 58 años; era hijo de un gran acordeonero y verseador, como era “Toño Salas”, el hermano al que el viejo Emiliano Zuleta Baquero, llamaba “El Pollo”, para reiterar que él era “El Gallo”. Salas se caracterizó por una interpretación costumbrista y pausada del acordeón. Era considerado, según algunos expertos, como un acordeonero bueno para las parrandas, como su padre Toño, su tío Emiliano y sus  primos los Zuleta Díaz, comenzando por el maestro Emilianito.
Grabó varios trabajos musicales, Salas Mendoza, al lado de cantantes como Armando Moscote (q.e.p.d.), y también con Ivo Díaz, producciones típicas y muy vallenatas que fueron muy apreciadas en la región.
Hoy, en medio de toda la parafernalia que implica la víspera de un Festival de la Leyenda Vallenata, consideramos justo que, en algunos de los actos académicos, culturales y folclóricos que hacen parte del magno evento, se le tribute un reconocimiento a Rafael Salas, Rey Vallenato 1979, quien de manera discreta fue un difusor de esta música.
Desde esta casa periodística le enviamos un abrazo de condolencias a la familia Salas Mendoza, a la familia Zuleta Días, y a sus paisanos de El Plan, como también a sus amigos y seguidores. Paz en la tumba del Rey Vallenato 1979: Rafael Antonio Salas Mendoza.

A propósito del Día del Idioma

Prácticamente desapercibido pasó en el país la celebración del día  del idioma: el pasado sábado, 23 de abril. Se escogió y consagró esa fecha, como el día del idioma, en honor a Miguel de Cervantes Saavedra, quien falleció ese día en el año 1616.
Fue el historiador colombiano, José Manuel Pérez Sarmiento en 1922, quien sugirió a la Real Academia de Ciencias y Artes conmemorar el 23 de abril como el día del idioma, en honor Cervantes Saavedra, autor de “El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha”, la novela insigne de nuestro idioma.
El idioma hace parte esencial de la identidad de los pueblos, en el caso del español que heredamos de la Madre Patria España, debemos cultivarlo, desde los primeros años, labor que deben realizar las escuelas y los colegios, desde la primera infancia, pero que ha perdido su fuerza por fenómenos como el bilingüismo, las nuevas tecnologías y la misma globalización.
Debemos reiterar, todos los días y a toda hora, a nuestros niños y jóvenes la importancia de conocer, querer y cuidar nuestro idioma, tan rico en matices y posibilidades de comunicación. Esta es una tarea que debe nacer en el hogar, seguir en las escuelas y colegios, y también en las universidades, y en las empresas y en la vida cultural, en general.
Los medios de comunicación tenemos una gran tarea en la defensa del idioma; pero, debemos reconocer que, muchas veces, somos los primeros en maltratarlo, cuando nuestro deber es defenderlo y fomentar su buen uso. En este sentido, la radio, la televisión y los nuevos canales de comunicación que ofrecen las tecnologías modernas, por el afán y el descuido llevan a muchas personas a descuidar la ortografía y a escribir de cualquier manera, en aras de comunicarse de afán.
En esta tarea ha fallado también el sistema educativo, en general, pero principalmente los colegios y las universidades; insistimos en que, en la actualidad, da pena que muchos profesionales no sepan expresarse y mucho menos redactar un documento de una o dos cuartillas con buen sentido. Esto es lamentable y es una situación que desde muchas instituciones debemos ayudar a corregir.

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