Con su toque elegante y conservando siempre una profesión pulcra, James Emilio Castrillón se despidió de este mundo. En su recorrido dejó un legado especial en la fotografía, una labor que desempeñó desde muy joven.
Un mes antes de su muerte, este hombre natural de Zarzal, Valle del Cauca, llegó a 75 años. El deceso se presentó la noche del martes en el Instituto Cardiovascular de Valledupar, ciudad a la que llegó porque lo enviaron en la década de los 60 a cubrir la visita presidencial de Alfonso López Michelsen.
“Mi papá llegó en cuestiones políticas. De Vanguardia Liberal, de Bucaramanga, lo mandaron a cubrir esa gira. Le gustó Valledupar, se quedó y hasta su muerte”, dijo su hijo Emilio Castrillón, otro destacado reportero de la región.
James trabajó en El Heraldo, Diario del Caribe, El Espectador, El Tiempo, entre otros medios de comunicación presentes en el Cesar. También fue integrante de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata.
“Nosotros fuimos freelance en muchos medios de prensa en Colombia. En Valledupar los que iniciaron como Diario Vallenato, Antena del Cesar, El Pilón, Vanguardia. Mi papá fue el primer fotógrafo que tuvo la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata”, explicó Emilio, quien resaltó como herencia: “Ser un buen fotógrafo. Me enseñó mucha seriedad y cumplimiento”.
Era un hombre de temperamento fuerte. Radical. “Era explosivo, pero mi papá era muy alegre, parrandero”.
Dejó 12 hijos, entre ellos los reporteros Emilio y Huber Castrillón. El año anterior, el Círculo de Periodistas de Valledupar le entregó el reconocimiento Vida y Obra: Guzmán Quintero Torres, en el marco de la entrega de los premios Sirena Vallenata.
Las honras fúnebres se cumplirán la tarde de hoy, a partir de las 2:00 de la tarde, en el cementerio Jardines de Recordar, a la salida que de Valledupar conduce a Barranquilla.