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Actualidades

Por: Imelda Daza Cotes
Wikileaks
Aún es prematuro hacer una valoración del fenómeno Wikileaks. Es noticia de gran actualidad y todos los medios se ocupan de ella. La difusión de documentos sobre las guerras de Afganistán y de Irak, y ahora los informes sobre lo que dicen y hacen las delegaciones diplomáticas de EEUU en el mundo,  dejan al descubierto cosas y hechos que desde siempre han sido preocupación de analistas, pensadores y en general de organizaciones humanitarias. Las injerencias, las arbitrariedades, las intromisiones de la diplomacia norteamericana han sido objeto de denuncias a partir de indicios y de sospechas que ahora se confirman. Realmente las novedades no son tantas. La información desencriptada no ha hecho más que DOCUMENTAR LAS SOSPECHAS. Es decir, casi todo lo que se ha divulgado se sabía y se comentaba. Se trata de asuntos que cualquier persona medianamente informada conoce. Ahora se manejan más certezas; las denuncias se pueden respaldar en documentos, ese es un gran aporte de Wikileaks al derecho que tenemos los ciudadanos a enterarnos de lo que ocurre tras las cámaras.

Pero sorprende un poco que la FILTRACIÓN HA SIDO INFILTRADA. Wikileaks infiltró las memorias encriptadas, pero le entregó la información sólo a algunos medios: Los diarios The New York Times, The Guardian, El País, Le Monde y el semanario Der Spiegel de Alemania.  Estos periódicos valoran cada uno la información obtenida y entregan a los lectores lo que juzgan importante, conveniente o tolerable, no se sabe si eso es todo, tampoco si eso es lo de mayor relevancia. Ahora están compitiendo unos medios con otros. Cada uno está vigilante de qué tanto aflojan los demás. Todos difunden cosas parecidas y al final parece que el grueso de la información corre el riesgo de quedarse encriptada en los propios medios que están éticamente obligados a difundirla. Si es así, el aporte de  Wikileaks se verá mermado. Resulta incomprensible que Wikileaks le haya entregado los documentos sólo a medios que son más o menos afines a los intereses de EEUU. ¿Por qué no los entregó a China a Brasil, a Rusia o a Finlandia, por ejemplo?
El Departamento de Estado de EEUU advierte que la difusión de esta información, hasta hace poco secreta,  representa un serio peligro para sus tropas y para la seguridad mundial, pero como dijo Lula, deberían culpar y acusar a los que actuaron y produjeron los informes más no a quienes ahora los difunden.
Contra Julian Assange, fundador de Wikileaks, parece que no hay  argumentos que permitan judicializarlo por la infiltración. Quienes están en su contra apelaron entonces a un recurso fácil como es el de inculparlo de abuso sexual contra dos suecas que después de haber compartido amigable y amorosamente con Julian, decidieron juzgar el hecho como abusivo y lo acusaron de un delito que en Suecia es severamente castigado. Es fácil pensar que todo fue fríamente calculado. Assange pisó la trampa y la justicia sueca, tan acuciosa en estos casos, le está haciendo un flaco favor a la libertad de expresión. Esperemos que no prospere la demanda, que Assange quede en libertad, y que Wikileaks continúe divulgando las verdades que nos han negado siempre.

El Nobel de Literatura

Es el premio de mayor interés para el común de la gente en Suecia. Los comentarios  suelen abundar una vez conocido el ganador. Este año el galardonado fue Mario Vargas Llosa, escritor peruano, postulado desde años atrás. La crítica ha sido casi unánime al destacar sus méritos  y para su obra hay los mejores elogios y todos los reconocimientos. Pero también coinciden los comentaristas en la doble imagen de Vargas Llosa.  Una, la del gran escritor, sensible y solidario con las víctimas de graves injusticias y de oprobiosas dictaduras, y la otra es la del hombre político, siempre aliado y defensor del establecimiento y del orden (o desorden) mundial. Su discurso de aceptación del Nobel fue una valiosa pieza literaria, pero sorprendió su intención de aliviar la culpa de los conquistadores españoles en la ruina, oprobio y trato feroz en contra de los pueblos indígenas de América Latina. Sin duda el premiado se dispone a aprovechar el nuevo status para impulsar su visión del mundo. En ciertos círculos europeos tendrá eco, más no tanto en Latinoamérica.

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