“Como la sonrisa de una mujer”, así describe Emilianito Zuleta el acordeón en la canción ‘Mi acordeón’, incluida en el LP así titulado cuyo lanzamiento se hizo el 22 de agosto de 1985, con la cual obtuvo el primer lugar en el concurso de canción inédita en el Festival Vallenato.
Hemos recordado ese disco después de haber asistido al extraordinario evento organizado por la Asociación Evas y Adanes en la Ciudad de Riohacha sobre “La mujer en la música vallenata”, en el cual un grupo de mujeres villanueveras nos dieron cátedra a los hombres en la prosa, los versos, el canto y la ejecución del arrugado instrumento musical.
No me arrepiento de haber asistido porque la organización fue impecable, se notaba la mano de la mujer, los temas y comentarios divertidos y trascendentales y el foro, fue oportuno y necesario por la incursión en este género musical por parte de algunos chambonasos, mercantilistas y loquitos que maltratan la música más bella de Colombia, lo que obliga a las mujeres a salir en su defensa y a su rescate antes que desaparezca en esta mala hora por la cual está pasando la música de Francisco ‘El Hombre’.
Fue un evento cálido, sabroso y enriquecedor y de allí salimos con la intima convicción que no permitirán esas mujeres que la incompetencia de algunos termine en materia musical matando el grillo para sacarle el pito; en buena hora, han retomado el sendero trazado con tinta indeleble en el pentagrama vallenato por sus similares Rita Fernández, Cecilia Meza Reales, Fabri Meriño, Estela Durán Escalona, Estercita Forero, Ludí de la Osa, Maribel Cortina, Patricia Teherán, ‘La India’ Meliyara y Adriana Lucia, la hermana de Martina la Peligrosa, entre otras.
Con justificada razón, todos nos quitamos el sombrero ante estas Quijotes del Vallenato, María Silena Oñate, quien ejecuta muy bien sueltecita y sin afán el instrumento que fabrican los alemanes pero que ya en la región lo están haciendo igual o mejores; por su parte Carolina Celedón, Lucy Vidal y Eliana Geneco hicieron una soberbia exhibición cantando vallenato de verdad, sabroso, cadencioso y agradable al oído, mucho me hubiera gustado que allí en la terraza del Hotel Taroa, sitio del evento, hubieran estado algunos pantalleros, que brincan más que lo que cantan para que aprendieran como es la vaina.
Como de las cosas buenas a cada quien le toca su miguita, es importante reconocer la justicia de las condecoraciones que la Cámara de Representantes impuso en ese evento a Álvaro Cuello y a Marciano Martínez por sus buenos servicios al folclor y la cultura del país; igual es justo destacar, los apuntes folclóricos y su contribución al rescate de la tradición oral popular por parte de Fabrina Acosta y Félix Carrillo Hinojosa, y para cerrar con broche de oro, la excelente conducción del foro por parte de Ismael Fernández, quien además de tener el don de la ubicuidad, estaba más contento ese día que Dracula estrenando brackets, porque allí y durante la noche anterior en la Universidad de La Guajira durante el homenaje a Jorgito Celedón quedó claro que el talento villanuevero se ha extendido y está de moda.
Nene_AcostaM