No es extraño que sean los mototaxistas quienes representen el porcentaje más alto de víctimas mortales, durante este año, entre otras cosas por el incremento del parque automotor y porque lo único que los protege es un casco cuando lo usan. Sin embargo, las altas cifras no sólo han prendido las alarmas, sino que no dejan de causar interés y asombro.
Muchas son las personas que han fallecido en medio de un accidente de tránsito, que se movilizaban en moto, ya fuera como conductores o acompañantes. La mayoría son hombres.
Día a día se incrementa el número de motos y por supuesto ha aumentado la accidentalidad y los mototaxistas se han convertido en los actores más vulnerables de la vía y además de vulnerables son los que tienen las consecuencias más letales.
No tengo la menor duda en afirmar que las motos crecieron debido a que son económicas y versátiles, pero esto viene acompañado de una falta de formación sobre cómo conducirlas y de una falta de conciencia sobre su riesgo. La gente cree que quien maneja una bici ya puede manejar moto y moverla, lo que no quiere decir que sepa conducir.
El panorama de accidentalidad es más alarmante en ciudades que como Valledupar de clima tan cálido, donde los mototaxistas no usan protección por lo general y se presenta el fenómeno.
No hay política pública que ajuste las medidas para otorgar una licencia, las condiciones de ventas de las motos y una falta de cultura ciudadana respecto al tema.
Los accidentes ocurren porque somos imprudentes y agresivos e intolerantes, e insisto, las vías no están hechas para ellos.
En Valledupar, dos mototaxistas mueren a diario, y las vidas que más se están perdiendo son las de hombres entre 20 y 34 años de edad. Incluso están falleciendo menores de 18 años. Deberían usar el carnet de donación de órganos.
Pienso que para trabajar en la reducción de accidentalidad se debe entender que es una responsabilidad compartida y que es necesario actuar en diversos aspectos, hay que apuntarle a racionalizar su uso, restringiendo su velocidad, incorporando cultura ciudadana y recursos de seguridad vial. Debemos implementar una filosofía de cero tolerancia con control y castigo. En avenidas amplias usar los motocarriles, como medidas para reducir la accidentalidad. Les dejo a las autoridades de tránsito estas inquietudes.
Y como es mi costumbre, trataré otros temitas: El objetivo de una ciudad como la nuestra no puede ser simplemente la densidad. Se trata que nosotros los vallenatos tengamos calidad de vida y para esto se requieren espacios públicos peatonales de calidad.
Ya comienzan a sonar algunos nombres que aspiran a la Alcaldía de Valledupar. Hay que ir estudiando sus hojas de vida. Aquí se han colado muchos alcaldes deshonestos y es lo que no queremos y parodiando algo de mi tío Ovidio Palmera que manifestaba en alguna ocasión con la vinculación de algunos personajes al Club Valledupar, decía: “Tanto colar y colar se pasó el afrecho”, que es lo que no queremos que nos suceda con la Alcaldía.
Postdata: Recomendación al nuevo alcalde, la construcción de la Carrera 3, es tan necesaria.
Alberto Herazo