¡Qué calor! Es la frase de cajón. Nos volvemos gruñones y quejumbrosos en repetirlo, pero no plantamos un árbol, en claro desafío al proverbio indio: “El que nunca ha sembrado un árbol, ha vivido inútilmente”, lo que para el magnate Bill Gates es insignificante, si no reducimos las emisiones de combustibles sucios, aunque la tendencia puede revertirse a medida que las energías limpias o renovables les ganen terreno a los combustibles fósiles.
‘Acabamos hasta con el nido de la perra’ y evidenciamos que los humanos tienen al borde de la extinción a varias especies como la paloma migratoria, el tigre de Tasmania, el baiji o delfín del río Yangtsé, son algunas de las victimas recientes en lo que científicos de la Universidad de Stanford han declarado ‘la sexta extinción masiva’.
Comprobado, que la quema global de combustibles fósiles es el detonante del calentamiento global y la emergencia climática, lo reafirma la Agencia Internacional de Energía, sin soslayar el compromiso de los gobiernos del mundo pactado en el Acuerdo de París en 2015 para que a 2030 se hayan reducido a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero y a 2050 en su totalidad.
La esperanza de vida se finca en el ‘hidrógeno verde’ y su gran valor radica en la lucha contra el cambio climático por su capacidad de sustituir los combustibles fósiles en aquellos sectores y usos que hasta ahora eran más difíciles de descarbonizar, además de su potencial como sistema de almacenamiento de energía.
Censurable la inacción política para atenuar la crisis climática que compromete seriamente la vida en el planeta, tarea que emprenden científicos en oleadas de desobediencia civil para evitar que la temperatura aumente 1.5 grados sobre los niveles preindustriales a 2026 y el calentamiento global termine por acabar la humanidad.
2023 va directo a convertirse en el año más caluroso en la historia, según el Servicio de Cambio Climático de Copernicus de la Unión Europea, y ello no sorprende, por cuanto el petróleo es el combustible fósil que más impacta la crisis climática que vive el mundo.
La era del calentamiento global ha terminado y ha llegado la era de la ebullición global, sentenció António Guterres, secretario general de la ONU, preocupado porque las temperaturas escalen a grados insoportables y el planeta se vuelva inhabitable, pero nos preocupa más saber cuántos empleos se perderían si se reduce a la mitad la producción de hidrocarburos como el petróleo y el carbón, que la cifra de vidas que acabará el ‘capitalismo fósil’.
Ante esta catastrófica situación, Guterres alertó sobre una acción radical y urgente y arremetió una vez más contra el sector de los combustibles contaminantes: “El aire es irrespirable, la inacción climática es inaceptable, e incompensables los niveles de beneficios que generan los hidrocarburos“.
La única forma de alcanzar el cero neto de emisiones de CO2 en el sector energético en 2050, es deteniendo de inmediato la apertura de nuevas explotaciones de carbón, petróleo y gas, y que la transición de los combustibles fósiles a energías renovables se produzca a escala global, enfatizó la Agencia Internacional de Energía.
Por Miguel Aroca Yepes.