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Abrir la mente para conseguir la paz

Luther King con su famosa frase: “Di lo que piensas, pero piensa lo que dices” le dio el marco de referencia a Humberto de la Calle cuando expresó, sin ninguna diplomacia, que el proceso de paz con las Farc “está en su peor momento y esto se puede acabar”. No obstante, dice que el gobierno Santos está dispuesto a estudiar un cese del fuego bilateral, antes de la firma definitiva de la paz, y le pide al país abrir la mente a una participación en política de este grupo guerrillero.

De la Calle, con la mano derecha levantada, muestra el garrote, pero tiene la mano izquierda llena de zanahorias de distintos tamaños. Los colombianos estamos en una encrucijada pasando de la ilusión a la frustración y del optimismo a la desesperanza acompañada de un cansancio insoportable, mendigando que los negociadores en La Habana nos digan la verdad.

Hoy, no podemos equivocar el camino, tenemos que cambiar de actitud para recuperar sin retórica la serenidad y el sentido común. A las Farc también se les está agotando el tiempo militar e histórico. Ahora son un grupo que lucha con su propia identidad y con su futuro, pero no es el momento para sarcasmos y caricaturas odiosas.

Las víctimas merecen justicia y están expectantes con ojos críticos e inquisidores esperando que el Estado y la guerrilla se pongan serios y asuman las responsabilidades de sus actos, con garantías verificables de no repetición, donde la verdad, la justicia y la reparación sean los ingredientes necesarios para orientar los pasos hacia una paz duradera. “Todos tenemos que aprender el sencillo arte de vivir juntos como hermanos”, sin zancadillas, sin resacas tácticas ni guerras estratégicas.

Las últimas posturas del Gobierno activaron las alarmas en un momento de emergencia y en adelante el proceso de paz puede tomar impulso o dañarse dependiendo de la reacción de las Farc, para que en este momento de crisis no se alimente la opción de una salida militar, donde todos ponen. Si se define el mecanismo judicial y se acepta que es la hora de parar el fuego, lo que sigue es la decisión sobre los puntos de concentración de las tropas de la guerrilla.

Ha llegado el momento de acortar los tiempos de la negociación para lograr un acuerdo de frente con el país porque la paciencia y el optimismo tienen sus límites, pero ¡está prohibido levantarse de la mesa hasta llegar a un acuerdo! Es imperativo que los colombianos pongan este objetivo por encima de todos los demás, porque nuestra mejor arma es la paz. Mandela nos enseñó que “el perdón libera el alma, elimina el miedo.

Por eso es una herramienta tan poderosa”.

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