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Un abrazo después de 13 años de ausencia

Luz Estela Hernández abrazada con su hijo Milton Arley Gaitán Hernández. EL PILÓN.

La vida triste y de sufrimientos de Luz Estela Hernández, parece que llegará a su final, con el reencuentro que tuvo hace 15 días con sus hermanos en Montería, Córdoba; y el pasado 10 de marzo, que tuvo la dicha de volver a abrazar a uno de sus dos hijos en San Juan del Cesar, La Guajira, a quien no veía desde hace 13 años.

Rostros de emoción, lágrimas y risas se vivieron esa tarde, cuando la sufrida madre, vio a su hijo, después de 13 años, en la oficina de bienestar estudiantil del Instituto de Formación Técnica Profesional, de San Juan del Cesar, Infotec, la que le sirvió de cómplice perfecto, para dejar atrás tanto sufrimiento y dolor y entrelazarse en un profundo abrazo con su hijo.

La historia de madre e hijo, se remonta al año 2002, cuando Luz Estela residía en Bogotá con el padre de sus hijos, una niña de siete años y un varón de cinco, quien la separó violenta e inmisericordemente de sus dos pequeños, y desde ese instante empezó su calvario.

Luz Estela, con una lágrima corriendo por su mejilla, contó que cuando le arrebataron sus hijos, su pareja tenía 56 años y ella tenía 28, quien debido a un problema ocurrido entre los dos y del cual prefirió no hablar, le quitó los niños y le hizo prometer que no los buscara más y que los vería después que él muriera.

“Cumplí la promesa, pero reconozco que me faltó fortaleza y valentía para luchar por mis hijos, pero yo estaba atemorizada y confundida”, narró la sufrida madre a EL PILÓN.

Después de eso conoció a otro hombre que se la llevó lejos de la capital del país a trabajar en el campo, alejada de sus hijos y de su familia radicada en Landázuri, Santander.

“Todos los días soñaba con mis hijos y no veía el momento de volverlos a tener junto a mí”, afirmó.

Fueron tantas las penurias de Luz Estela, que sólo atina en decir, que en ese pueblo olvidado, sólo corría el aire y el agua. No especificó cuanto tiempo permaneció en ese lugar, pero aseguró que allí desarrolló trabajos duros y lo que ganaba sólo le alcanzaba para comer.

“En todo ese tiempo sólo pensaba en encontrarme nuevamente con sus hijos algún día, porque sabía dónde vivían en Bogotá, pero cuál fue mi sorpresa cuando descubrí que el padre de mis hijos había cambiado de dirección y de número telefónico, el mundo se me vino encima”, recordó la mujer que hoy es feliz a medias, porque aún no ha encontrado a su otra hija.

Luego de salir de ese pueblo, que ella cataloga como el purgatorio, se fue a trabajar a Montería, donde conoció a un hombre, con quien tiene tres hijos más y quien la ha apoyado en toda la travesía que la llevó a encontrar a su hijo estudiando en el municipio de San Juan del Cesar.

“Yo le decía a mis tres hijos, que si llegaba a morir antes de encontrar a mis dos niños, que ellos los buscaran y les dijeran cuanto los amé”, reveló Luz Estela.

Sus padres la hacían muerta
Cuando dialogábamos con Luz Estela, quien estaba acompañada por su hermano Jefferson Hernández, descubrimos otra historia triste, que rodeaba a esa familia.

Jefferson, es un campesino de pocas palabras, pero su rostro deja ver su alegría por volver a ver a su hermana. Él narró que Luz Estela salió muy joven a trabajar a la capital y le perdieron el rastro, hasta llegaron a pensar que podría estar muerta y sus padres, campesinos de Santander, sufrían mucho porque no sabían nada de ella.

“Después de tantos años de buscar por todo el país, dimos con el número de cedula de ella y consultamos en la página de la Registraduría y descubrimos, con mucha alegría, que su documento estaba inscrito en Montería; luego llenos de optimismo fuimos a la oficina del Sisben en Landázuri y allí nos dieron la dirección y el teléfono, allí descubrimos también que tenía tres hijos, llamamos al teléfono pero nunca respondió y yo decidí viajar a Montería, donde nos reencontramos el viernes pasado y ella me contó que tenía dos hijos que los había perdido”, contó Jefferson, entre risas y lágrimas.

En el reencuentro Luz Estela manifestó que perdió el contacto con su familia, porque no tenía como buscarlos, porque no tenía teléfono de ellos y además porque no tenía recursos para ir hasta el pueblo y porque en esa época no tenía acceso a internet y mucho menos a las redes sociales, que hubiese facilitado su búsqueda.

“Cuando me decidí a visitar a mi familia, reuní los recursos para viajar, pero ellos me encontraron primero y me dieron la sorpresa en mi casa en Montería”, aclaró Luz Estela.

Después del emotivo encuentro con su hermano, se dieron a la tarea de buscar a los hijos de Luz Estela e indagando con algunos amigos en Bogotá, descubrieron que el padre, aquel hombre dominante, que según Luz Estela, la había maltratado durante muchos años, murió ocho meses atrás y que a los niños los había criado la madrastra y que al varón de nombre Milton Arley Gaitán Hernández, quien hoy tiene 18 años y cursa quinto semestre del programa técnico profesional en contabilidad, lo habían llevado a vivir a Norcasia- Caldas, donde su abuelastra.

“Haciendo averiguaciones, dimos con su paradero de Milton, en San Juan del Cesar y gracias a la gestión de esta institución, nos pudimos reencontrar”, manifestó con una sonrisa la sufrida madre, tomando las manos de su hijo.

Milton por su parte, se mostró callado y afirmó estar muy confundido, porque no se esperaba esta sorpresa. Él también tiene una historia que contar y afirmó que estaba estudiando en Norcasia, reprobó un año y lo mandaron para La Guajira a trabajar y por razones del destino que nadie sabe, llegó hasta el corregimiento de Caracolí, en San Juan del Cesar y la familia con quien trabajaba, le dio estudios.

El joven, visiblemente impresionado, expresó que sabe dónde está su hermana, que hoy debe tener 21 años, pero cree que no estaría interesada en volver a ver a su mamá, porque está convencida que sus madre biológica los abandonó cuando eran pequeños.

“Yo sólo quería encontrar a mis hijos y no voy a descansar hasta que no vuelva a ver a mi niña y explicarle todo lo que pasó y los años difíciles que viví con su papá y después de eso, que ella decida lo que puede pasar”, expresó Luz Estela.

Ella dijo que va a seguir en contacto con su hijo, para tratar de ganarse su confianza y que no escatimará esfuerzos para reencontrarse con su otra hija. En un tiempo no muy lejano, quiere llegar a su pueblo natal, con toda su familia, incluyendo a sus dos primeros hijos.

“Hoy siento que volvía a nacer, después de 42 años, de esta vida dura que me ha tocado vivir, pero mi corazón me dice que mi historia tendrá un final feliz”, concluyó Luz Estela ante el nuevo giro que está dando su vida.

“Cumplí la promesa, pero reconozco que me faltó fortaleza y valentía para luchar por mis hijos, pero yo estaba atemorizada y confundida”: Luz Estela Hernández.

Por: Jesús Eduardo Ariño Fragozo
jesusearino@hotmail.com

Categories: Judicial
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