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‘Abel Antonio Villa, el padre del acordeón’, un libro sobre la vida y obra del juglar vallenato

El juglar vallenato Abel Antonio Villa murió el 10 de junio de 2006. FOTO: CORTESÍA.

Después de dos años de investigaciones los escritores e investigadores culturales Álvaro Rojano Osorio y Julio Oñate Martínez presentaron el libro ‘Abel Antonio Villa, el padre del acordeón’, en el que relatan acontecimientos importantes del juglar que dignificó el papel de los acordeoneros en la música vallenata. 

El libro de 177 páginas está compuesto por cinco capítulos en el que abordan inicialmente la historia de la icónica canción ‘La muerte de Abel Antonio’, así como su fallecimiento real ocurrido el 10 de junio de 2006. De otro lado, en el segundo capítulo ‘Del amor y otras aventuras’ describen su vida amorosa, partiendo de Ana María, su primera compañera sentimental, hasta abordar las mujeres con las que Villa tuvo sus otros hijos. 

Seguidamente, en el tercer capítulo ‘El negro maluco’ se refieren a su origen raizal y a la manera en la que a veces era señalado por su color de piel, por lo que el juglar decía que no era un “negro maluco, sino un negro fino”. El cuarto fue titulado ‘El padre del acordeón’, el quinto ‘Los Villa-Villa’ y el sexto ‘Nadie es profeta en su tierra’. En el libro se narran testimonios de personas que conocieron al juglar vallenato, así como archivos de entrevistas y fotografías históricas. 

Julio Oñate Martínez y Álvaro Rojano, escritores.  
FOTO: CORTESÍA.

En diálogo con EL PILÓN, Álvaro Rojano Osorio dijo que la obra no es una biografía de acordeonero y compositor, sino que es un análisis de su visión y de distintos aspectos vanguardistas que en la actualidad lo hacen merecedor del título del ‘Padre del acordeón’. 

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“Con Abel Antonio se inició un proceso de dignificación y de interpretación del acordeón. Antes los músicos no eran vistos de la manera que lo hizo él cuando llegó bien vestido y exigiéndole a sus músicos un reglamento, tanto que decía que cuando los músicos estaban con él no tocaban, sino que prestaban el servicio militar, ya que exigía que estuvieran bien vestidos y ponían en práctica una regla de conductas en cada presentación, ya fuera pública o privada”, relató el escritor. 

Por otro lado, mencionó que junto a Julio Oñate escribieron el libro para resaltar los aportes de Villa a la música vallenata, convencidos de que marcó un hito en el folclor que luego fue aprovechado por los músicos que le siguieron. 

“Lo hicimos convencidos de que la obra de Abel Antonio Villa fue trascendente y que su obra poco a poco se ha ido acabando, producto de situaciones que han pasado en torno a él y a la música vallenata. En la actualidad esos grandes juglares que abrieron los caminos prácticamente murieron viendo que otros recibían los frutos que ellos habían cosechados, eso nos llevó a hacer una investigación que resaltara la vida sin contradecir a este juglar”, explicó. 

Finalmente, dijo que Abel Antonio era un visionario al lograr que la música vallenata fuera considerada una profesión y la oportunidad para recibir ingresos económicos. Visionario también por ser el creador de la trilogía vallenata, es decir, incluir instrumentos como la caja y la guacharaca en el conjunto típico junto al acordeón, haciendo que este ganara status por su profesionalismo, puesta en escena y disciplina que permitió que su música se escuchara en los clubes sociales y traspasara fronteras y las clases sociales. 

“Su mayor logro fue darse cuenta que tenía vocación por la música y abandonó su condición de jornalero en Real del Obispo, corregimiento de Tenerife, Magdalena; le dijo a su madre que no volvía a trabajar en el monte, que los suyo era la música y salió a tocar a cambio de una gratificación económica. Fue un musico que nació en la pobreza y con su capacidad de artista logró un escaño bien importante en la música vallenata y que nosotros resaltamos en el libro”, comentó. 

LA GUITARRA Y LA CAJA EN EL VALLENATO

Por su parte, Julio Oñate Martínez explicó que a diferencia de los acordeoneros que salían a recorrer la región cantando sucesos de los pueblos para darse a conocer, Abel Antonio Villa convirtió en una profesión su talento como acordeonero y en la década de los 40 además de incluir la caja y la guacharaca al conjunto típico, fue el primero en grabar la música vallenata con guitarra. 

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“En el año 44 coincidencialmente él se encuentra con Guillermo Buitrago ‘El jilguero de la Sierra Nevada’ en los estudios de la disquera Odeón en Barranquilla y tuvieron la suerte de iniciar algunas grabaciones del acordeón acompañado por la guitarra y esto hace que marque un hito en la historia que a partir de entonces el acordeón siempre ha ido de la mano con la guitarra. En este momento las agrupaciones musicales tienen su guitarrista de planta”, contó. 

‘LA MUERTE DE ABEL ANTONIO’

En el libro los escritores narraron la historia de ‘La muerte de Abel Antonio’, canción que fue compuesta por el juglar luego de que se rumorara su deceso y fuera velado cinco noches y en su tierra la sintieron los muchachos. 

“Ese fue un hecho verdadero, producto de la conjugación de circunstancias. Se dijo que había muerto un Abel Antonio Villa, que no era él, sino otra persona y que en medio de la falta de comunicación del entonces eso generó una confusión y la familia terminó entendiendo que era él. Pero digamos que con su inteligencia encontró en su presunta muerte una importancia, lo destacó y lo convirtió en el tema más importante en su vida musical”, dijo Álvaro Rojano.

“…La muerte de Abel Antonio

En mi tierra la sintieron los muchachos 

Fueron cinco noches que me hicieron de velorio

Para mis nueve noches todavía me deben cuatro…”

POR: CARMEN LUCÍA MENDOZA CUELLO/ EL PILÓN

Categories: El Vallenato
Lucia Mendoza Cuello: