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A Valledupar llegó el ‘Cóndor’ de Ipiales

Ejemplo a seguir

Por Juan Rincón Vanegas
juanrinconv@hotmail.com

Hace dos semanas llegó a Valledupar procedente de Ipiales, Nariño, el joven Fabio Ricardo Bravo Cadena, con la finalidad de cumplir un sueño que su mamá le comenzó a dibujar en su memoria desde muy niño.
Para llegar a su destino demoró tres días y cada kilometro que recorría el bus, veía más cerca la tierra que conocía a la distancia y donde un acordeón es el gran patrón de una música que se metió en el corazón de Colombia y más en la tierra que limita con el Ecuador.
Fabio Ricardo, quien cuenta con 16 años, llegó directo a la Capital Mundial del Vallenato y específicamente a la Escuela Talento Vallenato ‘Rafael Escalona Martínez’, a aprender a tocar acordeón. Claro, que no es un aprendiz cualquiera, se graduó como bachiller a los 14 años y toca instrumentos como guitarra, piano, requinto, violín, chelo, contrabajo, bajo eléctrico, trompeta, trombón, acordeón piano, batería, timbales, congas, entre otros. Es un alumno aventajado de la Academia Musical Sincopa, de Pasto.
Su mayor sorpresa fue que al llegar a inscribirse al curso vacacional se encontró con un ensayo de Los Niños del Vallenato de la Escuela ‘Rafael Escalona Martínez’.
“Mi emoción fue grande y se me llenó el alma,  al ver a niños de entre los ocho y 13 años tocar bien el acordeón. Entonces, me dije que había llegado al lugar indicado para comenzar a alzar el vuelo con el acordeón. No muy bien había llegado cuando inicié las clases y comencé a tocar la canción ‘La gota fría’.
A un lado habían quedado por un momento los pasillos, vals, rancheras, rock, ska y salsa, que acostumbra a tocar en su tierra.
Cuando terminó su primera clase lo primero que hizo fue llamar a su mamá Fabiola del Carmen Cadena y contarle en detalle toda su experiencia y agradecerle dejarle venir a Valledupar. Fue en ese momento que recordó que ella le marcó el camino cuando en su grabadora no dejaba de escuchar la célebre canción ‘El cóndor herido’ de Diomedes Diaz. Esa donde el cantautor bien claro lo dice: “Si yo pudiera alzar el vuelo, alzar el vuelo como hace el cóndor, que vuela alto muy alto, me fuera lejos, pero bien lejos”.

Ídolos de carne y hueso

La vida en tan pocos días le ha inyectado la felicidad por todos sus poros a Fabio Ricardo, que pidió solamente un favor, conocer a sus ídolos: Diomedes Díaz y Omar Geles, quienes a la distancia han sido sus maestros a través de sus canciones. Con Diomedes, no se pudo encontrar debido a su estado de salud, pero con Omar Geles se contactó la cita en el aeropuerto ‘Alfonso López’.Las palabras para describir este momento cuando recibió el abrazo de Omar, no existen en el diccionario y me niego a inventarlas, porque cuando el corazón y el alma entran en trance, solamente Dios puede iluminar a dos seres que se conocen, sin conocerse.
Después de intercambiar palabras y elogiarse por sus talentos concertaron una nueva cita para conocerse más.
Se volvió a comunicar con su progenitora y le contó el encuentro con su ídolo. Ella, como ninguna se emocionó y él recordó la primera canción que le compuso a la autora de sus días, teniendo presente a la gran obra de su ídolo: ‘Los caminos de la vida’, esa que tanto le gusta y toca a la perfección.

Ella es la mujer que a mi no me reprocha
si me encuentra con otra mujer,
me acompaña en las buenas y en las malas
y es la base de mi vida…

El cóndor

“Siempre he tocado música y ahora sigo más enamorado del vallenato. Todo se lo debo a mi mamá que me marcó con el vallenato y digo algo más, cuando estoy deprimido toco algún instrumento y me vuelve el alma a la vida”. Sus palabras son contundentes y denotan su amplio pensamiento por la música y por diversos aspectos.
En medio de la charla vuela lejos, como dice la canción y señala: “Mi meta es ser Rey Vallenato. Espero tener la experiencia necesaria para participar en el Festival de la Leyenda Vallenata. Todo es posible y los imposibles, en mi vida no tienen cabida, porque a pesar de mi corta edad he alcanzado importantes metas en el campo musical”.
Elogia las enseñanzas recibidas en la Escuela Talento Vallenato ‘Rafael Escalona Martínez’ y cada clase es como si fuera el examen final. Sus nuevos compañeros están dichosos con su presencia, porque es un ejemplo a seguir por su seriedad, talento, disciplina y ganas de salir adelante.
Estando con la emoción a millón toma el acordeón, pone a cabalgar sus dedos por el teclado y como homenaje a su señora madre y al vallenato, el que vino a auscultar en el corazón de Macondo, toca y entona la canción que se filtró por sus oídos desde cuando tenía cinco años y que Diomedes había grabado en 1989.

Mejor me voy (bis)
como hace el cóndor herido
Ay! mejor me voy, mejor me voy
como hace el cóndor herido.

En su caso este Cóndor de Ipiales, no se va herido, sino feliz, porque desde su llegada, esta tierra lo envolvió con su encanto y lo hizo prometer regresar volando lo más pronto posible, porque así lo quiere su mamá y el folclor vallenato.

Fabio Ricardo Bravo Cadena, quien cuenta con 16 años, llegó directo a la Capital Mundial del Vallenato y específicamente a la Escuela Talento Vallenato ‘Rafael Escalona Martínez’, a aprender a tocar acordeón. Claro, que no es un aprendiz cualquiera, se graduó como bachiller a los 14 años y toca instrumentos como guitarra, piano, requinto, violín, chelo, contrabajo, bajo eléctrico, trompeta, trombón, acordeón piano, batería, timbales, congas, entre otros.

Categories: Crónica
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