El mundo católico comienza hoy la Semana Santa, una época que invita a reflexionar sobre el comportamiento humano frente al desarrollo de las comunidades. ¿Estamos haciendo las cosas bien? Aunque es una celebración con enfoque religioso, aprovechada por la mayoría de las personas para descansar o viajar, es importante que como ciudadanos hagamos un verdadero y profundo análisis de lo que estamos haciendo y lo que hemos dejado de hacer.
Como miembros de un departamento que tiene más de un millón de hectáreas aptas para producir, que cuenta con todos los pisos térmicos, con organizaciones sociales que funcionan, con universidades que le apuestan a la calidad y a la investigación, con empresarios que creen en el Cesar y gobernantes que trabajan para mejorar la calidad de vida de la población, es necesario hacer un alto en el camino para evaluar y retomar el camino. Que estos nueve días, en los que se celebra la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, sean aprovechados para este fin.
Valledupar es una ciudad que ante los ojos del resto del mundo tiene muchas cosas positivas, pero no son suficientemente valoradas por quienes aquí viven. Si es una ciudad en crecimiento, que da muestras de un desarrollado acelerado ¿por qué no cuidan los parques, por qué atentan contra el transporte público, por qué se hurtan los cables de teléfonos o dañan los jardines que pretenden hacer en las glorietas vallenatas, por qué arrojan basura a las calles y lo peor, el río Guatapurí que pide a gritos que lo cuidemos? El mal comportamiento ciudadano es el mal que agobia a Valledupar.
El resto del departamento no se queda atrás. Los ejemplos de municipios que hoy pudieran ser modelo de vida, abundan. Las malas administraciones que no han acertado en las inversiones –muchos recursos desviados, mal ejecutados o robados- tienen retrasado el desarrollo de sus habitantes. ¿Por qué el eje minero no es sinónimo de desarrollo económico? Por el contrario es ejemplo de ‘las siete plagas de Egipto’.
Si hay que reflexionar. Que una sociedad esté bien o mal, depende del grano de arena que cada ciudadano aporte, del deber cumplido de cada funcionario público, de los alcaldes, del gobernador, de los concejales, de los diputados, de los congresistas. El Cesar no es un departamento pobre, solo requiere del compromiso serio y responsable de cada habitante.
EL PILÓN invita a la ciudadanía a disfrutar en sana paz las celebraciones de la Semana Mayor, a respetar las normas de tránsito, a no abusar del alcohol, a denunciar si son víctimas de la delincuencia, y a cuidar nuestro medio ambiente, especialmente el emblemático río Guatapurí.