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A propósito del día del maestro

BITÁCORA
Cada día la educación enfrenta nuevos retos y paradigmas en los que estudiantes y profesores no se sienten identificados, porque los gobiernos han descuidado la parte formativa para apuntarle más a la instrucción, causando que cada día exista mayor cantidad de bachilleres, técnicos, tecnólogos y profesionales capacitados en lo instrumental, pero poco formados en su dimensión ética, moral, civil y espiritual.

Desde las postrimerías del siglo XIX hasta las décadas del 60 y 70 del siglo XX, la labor docente era respetable y de importancia dentro del campo social. El “roll” del maestro resultaba tan vital que era tenido como una autoridad. Sobre ellos recaía el proceso de formación integral de los estudiantes en sinergia con los padres de familia y las autoridades gubernamentales.

Por ser los docentes tan importantes para el desarrollo de las futuras generaciones del país, se crearon centros de formación para maestros desde 1821, pero fue con las reformas de Ospina en 1842 cuando la Escuela Normal cobra mayor importancia y una relación más precisa con el oficio de maestro. Era la escuela Normal la institución que reconocía la aptitud para ejercer el oficio de maestro.

A finales de la década del 70, los municipios de la Guajira y el Cesar comenzaron a recibir el influjo de maestros provenientes de las escuelas normales del Chocó y de Santa Marta, quienes gozaban de prestigio en el campo docente, lo que permitió acceder a una educación de calidad; esto sumado al servicio que empezaban a brindar las normales de San Juan del Cesar y la de Manaure Cesar, que terminaron fortaleciendo la enseñanza, pese a la poca responsabilidad que el Estado tenía en el cumplimento de salarios de los profesores. No obstante, la labor docente se ejecutaba con la pasión que posibilitaba una verdadera vocación pedagógica descubierta tempranamente y reforzada en las normales.

La pérdida del papel protagónico de las facultades de educación en las universidades, como eje central de transformación de las mismas, también contribuyó con el deterioro de los niveles de calidad en la formación docente.

Hoy, en muchas universidades, no hay rigurosidad para la admisión de quienes aspiran a ser licenciados en los diferentes campos de la educación, como tampoco hay una apuesta por fortalecer el componente pedagógico de las licenciaturas, ni las prácticas que le permitan al estudiante descubrir a tiempo si tienen o no vocación para ser maestros.

Desafortunadamente muchos estudiantes de licenciatura descubren que la docencia no es su pasión, sólo hasta el noveno semestre cuando se enfrentan a la realidad de enseñar a través de la practica docente. En esa etapa ya es poco o nada lo que se puede hacer por solucionar el problema, pues han cursado en más de un noventa por ciento las asignaturas correspondientes a su carrera y por lo tanto, tienen derecho a graduarse, pese a que no tienen la vocación para salir a formar.

Mientras que en las normales se estudia durante seis años haciendo énfasis en pedagogía y currículo, para luego reforzar al egresado a través de un ciclo complementario que involucra dos años más, en las universidades se privilegia más el conocimiento académico y no el pedagógico, por eso resulta más fácil y rápido ser maestro estudiando en una universidad, sin pasar por una Normal Superior.

Las Escuelas Normales están llamadas a recuperar su papel formador y las universidades deben responsabilizarse en mejorar sus políticas de admisión para las carreras de la educación, exigiendo como requisito para ser admitidos el haber cursado y terminado su bachillerato en una Normal, pues no basta solo con establecer convenios para continuar el ciclo profesional de los estudiantes normalistas en una universidad; necesitamos por ejemplo, que la Universidad Popular del Cesar, por su carácter Nacional se involucre más con las normales de Manaure Cesar y San Juan del Cesar Guajira, para que en el proceso de formación docente esté asegurado un componente pedagógico y académico que garantice la calidad de la educación en la básica y media. Ese sería un paso trascendental para recuperar la calidad educativa.
arizadaza@hotmail.com  Twitter: @Oscararizadaza

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