Los sueños no solo son las historias o las imágenes que nuestra mente crea mientras dormimos, sean estos entretenidos, divertidos, románticos, inquietantes, atemorizantes y, por supuesto, extraños. Como dicen los científicos y profesionales que investigan al respecto siguen siendo una fuente de misterio que ni siquiera podemos controlar, aunque a veces creemos que podemos interpretarlos. Sin embargo, podemos crear nuestras propias ensoñaciones y hacerlas realidad si nos lo proponemos.
Alcanzar metas significa lo mismo que cumplir sueños y para que esto se dé, se deben plantear de forma específica, medible, realista y delimitada. Creo que es para todos importante tener sueños y cumplirlos, al menos intentarlo, pues tales anhelos nos motivan en nuestro día a día y no perseguirlos o carecer de ellos, llevan al traste nuestro verdadero sentido de vivir. Soñar, es decir, fijarnos metas nos conduce a una vida feliz y sin ningún tipo de arrepentimiento pero teniendo los objetivos bien claros. Los sueños son nuestras herramientas fundamentales que le dan sentido a nuestra existencia.
Si nos referimos al proceso mental, ese misterioso accionar cerebral al que me he referido, que procesa nuestra mente mientras lo hacemos durmiendo, vemos que hasta en algunas ocasiones lo que soñamos se convierte en realidad, ¿y si uno de nuestros sueños se convierte en realidad, por qué no hemos de ser capaces para cumplir esas ensoñaciones o metas propuestas estando despiertos? Tal vez porque así como nuestro inconsciente sabe más de nosotros mismos de lo que somos conscientes, ese mismo que genera fantasías sabe, de igual forma, de lo que somos capaces y hasta dónde podemos luchar por conseguir lo que nos proponemos.
No se trata de profecías, no se trata de milagros, se trata de trabajar y luchar por conseguir lo que anhelamos, al final lo que debemos es avanzar hacia nuestros objetivos sin permitir que a veces los miedos o las dudas nos detengan. Creo que nada nos satisface más que vivir la vida que deseamos, entonces ¿por qué no luchar y trabajar por ella? Ahora bien, perseguir algo es una tarea acompañada de otras circunstancias, no solo es soñar por soñar, o anhelar por anhelar, pues nuestras metas deben ser igualmente alcanzables, no podemos soñar con cosas inalcanzables en nuestro tiempo y circunstancias. Quizás los sueños para unas personas sean más fáciles de alcanzar que para otras debido a diferentes factores y eso lo debemos tener bien claro y en vez de desilusionarnos, al contrario, debemos trabajar mucho más por ellos.
Hay términos que debemos tener en cuenta para andar ese camino que hemos escogido para cumplir nuestras metas y sueños, lo que nos puede ayudar a conseguir lo que nos proponemos, como el autoestima, la superación personal, nuestros logros, la seguridad física, económica, emocional y espiritual, pues nuestros sueños tienen que ver al final con lo que amamos y con lo que nos hace sentir felices y seguros.
Nuestro cerebro procesa las imágenes oníricas con las mismas neuronas que interpretan el mundo real, por eso se dice que el sueño es un mundo falso pero perfectamente armonioso, lo cual es absolutamente cierto e inquietante, algo que nos empuja mucho más, muchas veces, a hacerlos realidad. Por eso nuestros sueños deben asimilarse a aquellos que se denominan lúcidos, tener nuestra propia forma de realidad virtual nos anima a alcanzar aquello que nos proponemos de manera consciente a pesar que tal vez nuestras metas surjan de la misma forma como surgen los sueños en nuestra inconsciencia.
Sin sueños, sin metas, sin anhelos, es posible que nos cueste ver nuestro potencial, de qué somos capaces, porque no vemos más allá de nuestras circunstancias actuales, por eso no debemos estancarnos ni quedarnos sin aspiraciones, debemos seguir adelante, aunque nos cueste. Si soñamos, aunque parezca imposible, con metas alcanzables empezamos a vernos a nosotros mismos bajo una nueva luz, como seres con un tremendo potencial, capaces de expandirnos y crecer para alcanzarlas.
Ahora bien, como dije, no basta con tener sueños y forjarnos metas, para hacerlos realidad, debemos revisar nuestro actuar, nuestro comportamiento y principalmente nuestros valores, pues son ellos los que nos permitirán al final vivir la realidad soñada, por eso me describo como otro aquel que sueña y que jamás despierta, porque si lo hago, dormiré en el olvido y en la realidad salvaje del hombre que no cree en los sueños y en la fantasía de su mente, la única que existe en cada uno de nosotros.
Por Jairo Mejía