Ha hecho carrera en los Estados Unidos y en algunos países de Europa, la práctica de evaluar a los funcionarios y gobiernos públicos al cumplir sus primeros cien días de gestión.
A pesar de que al hacerlo incurrimos en lo mismo, debemos precisar, de entrada, que consideramos que tres meses y diez días es un tiempo muy corto para evaluar una administración, máxime en países como el nuestro donde el Estado se caracteriza, precisamente, por la lentitud de sus procesos.
No obstante, creemos que es un tiempo que muestra unas señales, unos mensajes, sobre lo que puede ser una administración. Y para ilustración de nuestros lectores, hemos organizado la realización de una serie de trabajos periodísticos sobre los primeros cien días – al frente del cargo- del actual Alcalde de Valledupar, Fredys Socarrás Reales, y posteriormente haremos lo propio con el señor gobernador del Cesar, Luis Alberto Monsalvo Gnecco, la próxima semana.
La primera decisión de gobierno que consideramos digna de comentar es la nómina de colaboradores de Socarrás Reales, quien designó un grupo que ha sido bien recibido por la comunidad, por el mismo Concejo Municipal, los gremios, y la sociedad civil, en general. Se trata, en términos generales, de profesionales jóvenes, pero con conocimiento de sus respectivos temas y que han logrado conformar un equipo de trabajo, con un liderazgo claro.
En segundo término, ha hecho bien el Alcalde en concentrar esta primera etapa a lo que él mismo ha llamado “ordenar la casa”, principalmente en los temas de Hacienda Pública, contratación y evaluación de las responsabilidades, frente a su antecesor. Desde estas mismas páginas habíamos pedido un corte de cuentas con el pasado gobierno, sin tener en cuenta a las personas sino como un sano ejercicio de administración.
No obstante lo anterior, Socarrás Reales y su equipo no se ha quedado en eso, en ordenar la casa, sino que, por el contrario, ha querido pensar la ciudad a mediano y largo plazo. Cuando hablamos de mediano plazo pensamos a cuatro o cinco años, y cuando mencionamos el largo plazo, hablamos a 15, 20 años o más.
Prueba de esto último es que trajo a Valledupar a un gran experto en temas urbanos, como es Enrique Peñaloza, y a Fidel Castaño en los temas de Hacienda Pública; ha dicho Socarrás que quiere gobernar cuatro años pero pensando a 20 o 30 años, pensando en la ciudad-región, en un área metropolitana, etc. Ojalá cuente con las herramientas necesarias para hacerlo y en esto debemos apoyarlos todos los estamentos sociales.
La administración municipal ha demostrado que tiene claros sus retos en materia de seguridad, finanzas públicas, desarrollo económico, política social e infraestructura, incluyendo movilidad y acueducto, para mencionar sólo algunos de los temas de su amplia agenda, y en ellos se ha planteado metas ambiciosas pero realistas. Ha dicho el Alcalde que “Valledupar no será terreno fértil para la inseguridad”, refiriéndose a un tema crucial y muy sentido.
Igualmente, está bien enfocado en los temas de pobreza, emprendimiento y lucha contra el desempleo, que son temas muy relacionados con el primero, teniendo en cuenta la gran población nueva que tiene la ciudad, producto de fenómenos como el desplazamiento de algunas víctimas de la violencia y la desmovilización de miles de personas que estaban en las llamadas autodefensas.
En el largo plazo, el tema central es el Plan de Ordenamiento Territorial, ya que la administración actual debe liderar una renovación total; y están otros temas como espacio público, plan de acueducto y alcantarillado y manejo de aguas lluvias, el tema ambiental y los corregimientos, entre otros.
Un imperativo moral, como en toda la administración pública, debe ser la lucha contra la corrupción, la ineficiencia y la desidia, como bien lo reconoce el propio Alcalde. La comunidad espera resultados y logros.
Es posible que varios temas se quedan por fuera de este comentario, teniendo en cuenta diversos aspectos de una ciudad como Valledupar con un crecimiento inusitado y poco planeado, pero los indicios de estos primeros cien días muestran una hoja de ruta clara, cuyo éxito dependerá, en buena parte, de la reciprocidad de la ciudadanía con una nueva cultura tributaria, más cultura ciudadana, más civismo y solidaridad social, y también, – obviamente-, del apoyo del gobierno departamental y nacional, teniendo en cuenta la limitación de recursos económicos. Todo ello es necesario para que Valledupar vuelva a recuperar sus años de gloria, cuando era una ciudad modelo en la región Caribe y en el ámbito nacional. Ojalá y así sea…