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A Emdupar le dieron hasta con el balde

Qué desperdicio de agua potable por la mala práctica de lavar las terrazas de las casas en Valledupar. ¿Será que ese consumo es fraudulento? “Lo que nada nos cuesta hagámoslo fiesta”, pero no proceden las multas, cuando el golpe de bolsillo es el que duele.

Es la razón por la que Emdupar sale desesperadamente a buscar un socio que le inyecte a la empresa la no despreciable cifra de $240 mil millones para que sea viable. De seguro que traerán al Grupo Empresarial Antioqueño, dueño de Afinia, que maneja la parte eléctrica.

¿Por qué era viable Emdupar en la época rutilante gerencial del ingeniero Heriberto Mendoza Vega? Hasta llegó a liquidarse un superávit por $120 mil millones, cuando las demás Empo del país fueron a la quiebra.

Y claro, se convirtió Emdupar en la caja menor de los alcaldes, con nóminas paralelas de coyuntura electorera. ¡Tanto va el cántaro a la fuente, que por fin se rompe!

Y ese derroche de agua tratada es el fiel reflejo de un sinnúmero de barrios de la ciudad. Agua tratada entre comillas, porque hasta desmantelaron el laboratorio utilizado para las pruebas fisicoquímicas y bacteriológicas del vital líquido. De ser cierta esta última denuncia, la pregunta es: ¿Dónde están los organismos de control e investigación del Estado?

Sin liquidez, Emdupar, en otrora la emblemática empresa de Valledupar, ¿cómo invierte? Ni siquiera en los manjoles obstruidos para drenar las aguas negras que se desbordan en las calles, sin poder mitigar la fetidez ni ralentizar la contaminación ambiental, que pone en vilo la salud de los vallenatos.

Después que no sea otra Radian que venga a hacer causa común con Emdupar para operar los sistemas de acueducto y alcantarillado, plausible, lo que demanda del alcalde Mello Castro jugarse el todo por el todo en la escogencia de un buen aliado estratégico por invitación pública que ya está en curso.

La alta turbiedad del agua cada vez que crece el río Guatapurí es un indicativo de lo apremiante que resulta el embalse Besotes, tema que no obstante ser prioritario, su ejecución sería a largo plazo, conforme el alcantarillado pluvial, cuya cobertura no alcanza el 20 % para verter las aguas lluvias sin que se produzcan inundaciones, lo que hace presagiar otra Barranquilla con los arroyos que ya envían mensajes de alerta y urgencia manifiesta.

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Miguel Aroca Yepez: