Colombia la ha vivido y bien marcada. De unas pocas décadas a estos días ha disminuido levemente esa práctica de discriminar.
Quien no oyó hace algún tiempo la frase “negro ni el teléfono”, por cierto bastante hiriente que denotaba que la situación estaba supremamente enquistada o que los negros solo sirven para esto y los blancos para aquello. En las décadas de los 60, 70 y aun 80, instituciones religiosas, militares y empresariales colombianas, no permitían el acceso a personas de raza negra. Hoy se nota un cambio, en los medios de comunicación, especialmente televisivos, donde se aprecian personas afro descendientes.
La sociedad colombiana frente al caso se divide, unos dicen el racismo no existe, pero al afrontarlo lo evaden, otros no comparten con una persona de raza negra o lo hacen “de lejitos y muy poquito”. Tampoco es que vamos a llegar a que el negro trate solamente con el negro y el blanco con el blanco, eso es selectivo y así nunca superaríamos esa situación.
Corresponden al núcleo familiar educar sobre el tema, pero más al Estado colombiano a través de los medios de comunicación. Esto no se debe tratar sutilmente; pasar a la historia y cualquiera que vea estos actos discriminatorios debe rechazarlos de plano, no ser complacientes con chistes o comentarios que lleven burlas; pues son una ofensa a la dignidad humana; es algo que solo debe ser historia, que la raza negra desciende del continente africano, que fueron traídos a la fuerza, utilizados por el imperio español como esclavos en el proceso de la conquista y la colonia de América; que no son medio colombianos y medio africanos; que actualmente son colombianos; que no deben añorar a África o reivindicar algo de ella; que deben construir país aquí con sus propuestas, buscando cada día mayores espacios, una mejor sociedad, desligándose de algo que sucedió y que no debe repetirse.
Ante la importancia de este panorama, la ONU designó el 21 de marzo como “el día para la eliminación racial en el mundo”, nuestra Constitución Política reconoce y protege la diversidad étnica y cultural del país, también las minorías raciales y culturales. Contamos con una Ley Antidiscriminación, la 1482 que contempla penas de 1 a 3 años de prisión y multas de 5 a 8 millones de pesos.
Mira es el movimiento que mostró al panorama jurídico esta ley, también exige dictar la cátedra de estudios afrocolombianos en todos los colegios. Esta ley se necesitaba, es un avance de la legislación colombiana en el reconocimiento de los diferentes grupos étnicos y de las minorías.
El racismo es un sentimiento aprendido, nadie nace racista. Ninguno, así sea de alta estirpe tiene el derecho a discriminar a otro por el color de su piel. La discriminación racial es un problema que nos aqueja a todos y está en nosotros ponerle punto final.
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