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A cerrarle el paso a los pimpineros

Para hoy está programada la visita a Valledupar del ministro de Defensa, Guillermo Botero Nieto, por lo cual aprovechamos este espacio para hacerle un llamado al representante del Gobierno Nacional sobre las medidas que se requieren para evitar que la región Caribe vuelva a convertirse en una bomba de tiempo con la gasolina contrabando.

En Valledupar y otras ciudades de la costa se respiran mejores aires desde que el gobierno venezolano cerró el paso a gran porcentaje de los contrabandista, en el último trimestre de 2015, decisión que permitió a las estaciones de servicio colombianas volver a ser negocios rentables, aumentar su planta de empleados con todas sus prestaciones sociales y asimismo pagar a cada municipio el impuesto de sobretasa a la gasolina. En el caso de la capital cesarense es tan notable el cambio que se pasó de cerrar estaciones de servicio a la construcción de nuevas que, con millonarias inversiones que demanda el negocio, generarán más empleos y aumentarán los recaudos del municipio para invertir en el mantenimiento de nuestras vías urbanas, que tanto lo necesitan.

La Paz, a escasos 15 minutos de Valledupar, donde está por abrir sus puertas una sede Caribe de la Universidad Nacional de Colombia, se dio un cambio del cielo a la tierra; allí casi el 80 por ciento de las casas era expendios de combustible, hubo muchos incendios con víctimas fatales y hoy se proyecta como una pequeña ciudad universitaria. Rogamos porque la gasolina no vuelva a enrarecer el ambiente, que el combustible para el desarrollo de La Paz sea la educación.

Al otro extremo, el corregimiento de Río Seco se ha convertido en una estación para los ciclistas que se detienen allí en la ruta hacia las poblaciones del norte de Valledupar, también es un paradero para los viajeros que impulsan la pequeña economía del pueblo con la compra comidas preparadas, frutas y hortalizas. Sin embargo, está tomando fuerza nuevamente en negocio de las pimpinas de gasolina venezolana. El galón es ofrecido a siete mil pesos, más de 200 pesos por debajo del precio en las EDS.

Medios como el nuestro registraron muchos accidentes de las bien llamadas caravanas de la muerte, los carros contrabandistas de combustible que a toda velocidad desde la frontera explotaban con sus ocupantes ante cualquier percance en las vías de La Guajira y el Cesar. No queremos volver a reportear esos hechos luctuosos que ya consideramos parte de la historia pasada.

Sabemos que ponerle freno al peligroso y mafioso negocio que nace en la frontera venezolana no es solo tarea de la fuerza pública, sino de toda la institucionalidad y de las políticas de ambos países.

En ese sentido, también llamamos la atención sobre el riesgo que representa la posibilidad de que el gobierno colombiano elimine los subsidios al combustible en los departamentos fronterizos, subsidios que han impulsado el consumo legal. Eliminar este beneficio puede abrirle más puertas a los contrabandistas, porque lamentablemente la escasez de efectivo lleva a la mayoría de conductores a recurrir a los precios bajos que ofrece la ilegalidad.

Señor ministro de Defensa tenga presente este comentario. Y a nuestros congresistas que lo estarán acompañando durante su estadía en la ciudad también los necesitamos, alcen su voz de protesta y defiendan los intereses de nuestra región ante esta amenaza.

Categories: Editorial
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