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‘A blanco y negro’ y la despedida del alcalde 

1.- Anteayer estuve recordando la noche aquella cuando Juan Manuel Geles me invitó al estudio de grabación de su hermano Omar, en el barrio Dangond.  

Lo encontramos sentado en una silla, casi que encima de la consola de grabación, hablaba con su ingeniero de sonido. Todo era musica y sentí que lo interrumpíamos, pero su humildad estaba por encima de cualquier contrariedad.

Aquella noche Omar hacía los arreglos de una canción. Estaba sobrio, estaba en su pasión: “Dale, ponla de nuevo”, le dijo al ingeniero y sonaba una melodía y luego su voz, era una canción inédita. “Súbele ahí, deja el brillo, ahí no, no”, eran sus instrucciones. 

Juan Manuel y yo nos mirábamos. En medio de su concentración, volteaba y saludaba. 

 “Hazlo de nuevo, ponla”, y sonaba la canción dos minutos. “Perfecto dije yo”, pero qué va, él ordenó recomponer lo que ya había aprobado, así transcurrían las horas.  

El ingeniero (grabador) también opinaba y cuando ya parecía que estaban de acuerdo, Omar pedía volver a repetir la canción. Ya eran las tres de la madrugada. La misma canción la habíamos escuchado cientos de veces, unas veces completa y otras por estrofas.  

A todos nos encantaba el arreglo de la canción, pero Omar Geles no estaba conforme, en este escenario él quería la perfección. “Ponla, ahora sí” y sonó la primera estrofa: “¡Ay! Quiero aprender a volar/ Y si tú me besas yo toco las nubes/ Quiero aprender a cantar/ Y si me acaricias le gano a Diomedes…”. 

Eran las 5 y 35 de la mañana cuando Omar Geles quedó conforme con los arreglos de la canción y su premonición: “Bueno muchachos está lista ‘A blanco y negro’, será un éxito de Silvestre Dangond”, y así fue. Viví una experiencia maravillosa, Omar era un genio. Dios lo tenga en la gloria. 

2.- El día de sus exequias el alcalde Ernesto Orozco pronunció unas palabras puntuales, para recordar: 

“Jamás pensé despedir a un “hermano” de esta manera tan repentina y dolorosa. Estudiamos juntos en ese gran combo que el colegio Militar unió: Ape, Popo, ‘el Gordo’ Muñoz, Martin Gómez, épocas donde nosotros lo admirábamos a él, ya era la estrella de Los Diablitos. Siendo nosotros más jóvenes que él, la diferencia de edad la suplía el tener al ídolo como compañero de colegio”.

“Los recuerdos del Simón Bolívar y 12 de Octubre, donde jugamos futbol, dominó, parrandeamos y por supuesto Omar y la señora Hilda, fueron los mejores anfitriones. Donde comprendimos que ese amor de hijo a madre y de madre a hijo se fue volviendo canción. Inspiraciones que marcaron la historia de un género musical que gracias a la hermandad que Omar nos ofreció a todos”.

“Al ser candidato a la Alcaldía de Valledupar, Omar se ofreció para ser miembro del comité inscriptor, me acompañó a la Registraduría a inscribirme y por supuesto, me apoyó muchísimo”.

“La última vez que hablamos fue en pleno Festival Vallenato, quedamos en vernos, pero quedamos con el deseo de saludarnos y expresarnos el cariño que siempre nos caracterizó”.

“El genio musical, excelso acordeonero, arreglista de éxitos y compositor que transformó la música vallenata, también fue la punta de lanza y el motor de toda una familia, demostrando que el éxito en la vida se resume en ayudar a los demás a cumplir sus sueños”.

“A su mamá Hilda, a sus hermanos, sus hijos, su esposa, al “combo” del colegio Militar y a sus seguidores, envío un abrazo fraterno. Se nos fue Omar, sé que Dios lo tiene en su santo reino, alabándolo con su mejor canción y su impecable corazón”, concluyó. Hasta la próxima semana. tiochiro@hotmail.com    @tiochiro. 

Por Aquilino Cotes Zuleta

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