Alexandra Canales Quiroz
Actividad que estimula una de las hormonas de la felicidad: Endorfina. Una de sus funciones es aliviar el dolor, amortiguar el impacto del sufrimiento y regalarnos sensaciones de bienestar. El mover nuestro cuerpo nos permite mantenernos alegres, activar el torrente sanguíneo y pone nuestra mente en movimiento.
No importa que tan experta (o) eres, aquí lo que vale es movernos. Nos ayuda además a evitar el sedentarismo siendo ésta una de las principales causas de envejecimiento prematuro en nuestros huesos y articulaciones, de ahí los intensos dolores, porque comentan los expertos: cuerpo que no se usa entra en desuso. Pero también miremos otros grandes beneficios. Nos mantiene en forma, reduce el estrés, nos contagia de alegría. Sería bueno que tuviéramos un salón comunal exclusivo para bailar donde no hubiera distingo etario ni atención a nuestros movimientos sino simplemente movernos libremente.
Bailar nos ayuda a tener músculos más fuertes, mejora la memoria, mejor equilibrio y coordinación.
Nos llena de energía. ¿Qué tal un porro, una cumbia, un mapalé, un merengue? Por citar algunos ritmos, porque existen muchos ritmos musicales para todos los gustos y contextos. Ahora, si nunca ha bailado, pues le invito a que lo haga, verá lo bien que se va a sentir. Es importante destacar que
promueve habilidades sociales al interactuar con otras personas.
Es una herramienta de inclusión social, en el caso de los niños, les ayuda a comunicarse mejor. Es una expresión corporal enmarcada dentro de la cultura del ser humano.
Cuenta la leyenda de historias de mujeres y hombres que, en su época, se hacían rondas para hacerle honor al baile. Toda actividad que genere bienestar físico, emocional y mental, es bienvenido a nuestras vidas.
No te olvides de leer.