Son los días que restan para el Día del Periodista, noble labor desempeñada por ese grupo de personas que lucha incansablemente por informar a la comunidad de manera objetiva y veraz, los hechos que hacen la noticia. La fecha fue escogida por virtud de la Ley 918 de 2004, en conmemoración de la publicación de la Declaración de los Derechos del Hombre en 1793, por Antonio Nariño, considerado el primer periodista político.
Apenas estábamos asimilando el tema denunciado por la Contraloría General de la Nación sobre los actos de corrupción del sistema financiero en la desigual distribución de los créditos asignados al agro colombiano por causa de la covid-19, cuando surge la denuncia de la Revista Semana en torno a las “chuzadas y perfilamientos” por parte de la inteligencia y contrainteligencia de nuestras Fuerzas Armadas, contra políticos, periodistas y sindicalistas entre los cuales están: Yolanda Ruiz, Daniel Coronell, María Alejandra Villamizar, Gina Morelo, Ignacio Gómez, Nick Casey, Humberto Correa Gómez, Carlos Castañeda, Gustavo Bolívar, Angélica Lozano, Antonio Sanguino y Jorge Mario Eastman; operación orquestada por personas inescrupulosas. Colombia espera que se den a conocer, prontamente, sus identidades y el objetivo que se buscaba con estas interceptaciones ilegales. Es el mejor homenaje que se le puede rendir al periodismo colombiano en particular, y a la libertad de prensa en general.
Ahora bien, resulta imposible no recordar “las chuzadas del DAS del año 2009”; hasta da la sensación de estar presenciando la segunda parte de un drama por todos conocidos, solo que por aquel entonces los protagonistas fueron: María del Pilar Hurtado, Bernardo Moreno, Ricardo Martinelli, Gustavo Francisco Petro y la Corte Constitucional, entre otros.
Nos queda la inquietud de cuántos escándalos de corrupción faltan por conocer, a quiénes involucrarán y cuál será el epílogo de las exhaustivas investigaciones que se adelanten.
Cierto es que la pandemia ha sido la culpable de la actual recesión, pero también es cierto que la recuperación económica se hará más difícil sino hacemos lo necesario para sancionar los actos de corrupción.
Nota de cierre: Todo parece indicar que el fútbol se reactivará primero que la actividad parroquial de las diferentes Iglesias que fungen en el país, lo que pone en evidencia que no hemos aprendido la lección; una vez más el orden de prioridades se hace de manera equivocada.