En tiempos en que los médicos y todos los integrantes del sector salud luchan incansablemente por convencer a la población de que deben quedarse en casa para evitar las aglomeraciones, promover el distanciamiento social, el lavado frecuente de manos y el uso permanente del tapabocas, nos encontramos ahora con la noticia de que las centrales obreras están organizando una marcha para el día 28 de abril con el pretexto de protestar contra el ya herido, maltrecho y agonizante proyecto de reforma tributaria, propósito a el cual de manera oportunista, como sucede siempre, se han unido los partidos políticos afines ideológicamente y contrarios al gobierno.
El gancho utilizado es bueno y valido: “Defender los intereses de la clase media y trabajadora del país”. No cabe dudas de que en otras circunstancias, el panorama hubiese sido el propicio e idóneo para una gran manifestación, sin embargo, el momento actual es el menos oportuno si tenemos en cuenta que nos encontramos en el tercer pico de la pandemia, en su máxima expresión y con cifras por demás aterradoras. Colombia reporta actualmente más de dos millones setecientos mil casos, con más de ciento cinco mil activos, más de setenta mil cuatrocientos fallecidos y un promedio de casos nuevos en los últimos días cercano a los veinte mil por día, acompañado de más de cuatrocientos veinte fallecimientos en 24 horas. Una cifra por demás preocupante si tenemos en cuenta que la vacunación en todo el país avanza a pasos de tortuga, y la letalidad del virus aumenta de manera vertiginosa.
Por otro lado, es preciso destacar que el proyecto de reforma tributaria por el que quieren salir a protestar es una criatura que desde su nacimiento presentó un extraño caso de encefalopatía hipóxico-isquémica (EHI) y se encuentra condenado a la utilización de un ventilador mecánico en una unidad de cuidados intensivos, las cuales se encuentran copadas a su máxima capacidad en todas las ciudades de la patria. Si a esto le agregamos que la Asociación Colombiana de Especialistas en Medicina de Urgencia y Emergencia (ACEM) acaba de emitir una alerta ante la escasez de oxígeno, podemos inferir entonces que la muerte de esta criatura es inminente.
Esta criatura o engendro perverso seguramente morirá prontamente sin la necesidad de que salgan a las calles centenares de personas infectadas de covid-19 a infectar a otros centenares que de manera ingenua llevarán el virus a sus casas a contagiar a sus familiares. No he visto la primera marcha en donde se conserve el distanciamiento de 2 metros por persona, que cada marchante lleve su botella de alcohol, que sus manos no se rocen con las ajenas y que el tapabocas no desaparezca al momento de gritar arengas contra el gobierno. Ya la pelota está en el Congreso de la Republica, y es a los congresistas a los que les corresponde pronunciarse a favor o en contra.
La criatura morirá irremediablemente, y los únicos que por obligación asistirán a su entierro serán el partido Centro Democrático (padre de la criatura) y el Partido Conservador (padrino de la criatura). Los demás partidos han dicho que no les interesa el tema, seguramente, más por falta de mermelada que por una verdadera vocación en defensa de los intereses de la clase media. Mejor quédate en casa.